domingo, 27 de noviembre de 2016

GRITOS DE ESPERANZA


…a la hora que menos penséis,
viene el Hijo del Hombre.
(Mt. 24, 37-44)



Ven, Señor, a la llamada de tu Iglesia reunida
en el adviento de su vida.
Ven, al grito de los que claman
desde su desnudez, sin techo.
Ven, ante el oprimido que suplica justicia.
Ven, Señor, en la hambruna
que desgarra  la vida de los arrinconados
del mundo, trágicamente.

Ven, Señor, sobre la esclavitud del corazón ruin
que intenta salir de su mezquindad.
Ven al estruendo de las metrallas
que sesgan vidas inocentes.
Ven, embárcate en las pateras de los desconsuelos
que buscan la orilla de la esperanza.
Ven, Señor, al vientre materno de nuestra tierra
y cobija la vida de sus criaturas indefensas.

Ven, Señor, sobre el gozo de tus testigos,
sobre la alabanza de tus consagrados,
sobre la valentía de los mártires de nuestro siglo,
ven con la gracia de tu Buena Nueva que empape
cielo y tierra, bosques y mares,
senderos y calles.

Ven, ven, Señor Jesús.
¡Ven ya, Señor, no tardes más!

viernes, 25 de noviembre de 2016

NAVIDAD, NO


Ante la prohibición que ha impuesto el Colegio Público Hispanidad de Elche, que cunda la paz, y con ella (¡perdonen mi ironía!) ese “sentido común y pedagógico, por demás, en pro de la libertad y de la convivencia escolar... Sí, y que el laicismo de moda triunfe para que desaparezca nuestra fiesta entrañable de la Navidad que desde hace más de 18 siglos viene celebrando millones de seres de todos los tiempos. Que en nombre de la “tolerancia educativa” desaparezcan todos los belenes de todos los colegios y ciudades, que desaparezcan todos los conciertos de villancicos y demás actos culturales y todos los días festivos de Navidad, que desaparezca toda la alegría que derrochan los encuentros familiares en torno a la Navidad. Que desaparezcan todos los esfuerzos en pro de la reconciliación y de la solidaridad de tanta gente con motivo de la Navidad,… y –por qué no- que desaparezcan también todas las pagas extraordinarias por mor de la Navidad.
Tal prohibición del Colegio Público Hispanidad de Elche, quiere, pues, ocultar el hecho religioso que predica la Navidad y que hermana a tantísimos pueblos del orbe... ¿Navidad, no?  Será, tal vez, para restablecer la adoración al sol en su solsticio de invierno a imitación de los ancestros de nuestro planeta, sean aztecas, incas o romanos.
Esta prohibición que corre su tinta sobre algún colegio más, atenta contra la libertades religiosas y educativas, derechos recogidos en la Constitución Española y en la Declaración Universal de Derechos Humanos:

“Toda persona tiene derecho a la libertad de manifestar su religión o creencia, individual y colectivamente,tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. (Artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos) 


sábado, 19 de noviembre de 2016

EL PARAÍSO

Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
(Lc.23, 35-43)


Cuando su vida de ladrón ha sido purgada
con el testimonio de su fe…

Hoy estarás conmigo en el Paraíso.

Porque Tú eres rey.
Rey de los judíos en el pesebre.
Rey lejos de las aclamaciones tras el pan del Tiberiades.
Rey sobre una borriquilla junto a la grandeza de Jerusalén.
Rey nazareno sobre la cruz, a instancias de Pilatos.

Hoy estarás conmigo en el Paraíso.

Por bandera de tu reino te ciñes una toalla.
Por cetro usas la jofaina de los pies.
Por mitra, una corona de espinas.
Tu himno real,
los improperios a voces mixtas.

Tu trono es la cruz.
Tu arma, el corazón traspasado.
Tu ejército, el Espíritu al frente de niños y viudas,
de sordos, ciegos, leprosos, paralíticos…

Hoy estarás conmigo en el Paraíso.

Rey, carpintero de Nazaret,
tus seguidores son  Lázaros y Nicodemos,
y los pescadores del lago,
y los publicanos y prostitutas…

Tu alforja la llenan los enfermos de nuestros hospitales,
las  lágrimas enjugadas en el luto,
los perseguidos por ser tus discípulos, 
los pobres,
los pacíficos, los limpios de corazón,
los que gastan su vida por los hermanos en el trajín de cada día... 

Rey de los judíos, que estás en el Paraíso,
llena conmigo tu  alforja.


sábado, 12 de noviembre de 2016

DISCERNIR


Cuidado que nadie os engañe.
(Lc.21, 5-19)



Nuestra condición humana conoce
turbación, fracaso, sufrimiento…                                                                           
No nos pillan desorientados los fatalismos
que tienen que suceder...

Ciertamente.
Tú no eres el señor de todos los males.
La vida y la paz son tus aliadas,
irremisiblemente,
aunque para el mundo estás bajo sospecha.

Ante el muro de las lamentaciones
y la espesura de tanto derrumbamiento,
la verdad hará su obra
con el ingrediente del discernimiento,
impuesto por la fuerza de la sabiduría.

¡Que nadie os engañe!

Saber discernir
aún cuando Él parece oculto entre tanta negrura,
aún cuando nuestros pasos se tambaleen en la lucha.
Discernir
en medio de los acosos,
teniendo por aval la palabra del Galileo.

Lucen ya en el horizonte una nueva tierra
y un cielo nuevo,
gracias a que el abrazo al madero
dominará para siempre nuestra suerte.

sábado, 5 de noviembre de 2016

SEÑOR DE LA VIDA

No es Dios de muertos, sino de vivos…
 (Lc.20, 27-38).


En nuestro corazón no caben
discusiones saduceas…

Una sola cosa nos interesa, Señor.
¡Que Tú eres el Dios de la vida!
Que nuestro destino no es la muerte,
es la vida,
¡como juramento de tu resurrección!

Un día,
nos anunciaste agua viva.
¡No seamos sedientos
de otros charcos!

Otro día,
nos mostraste el pan de vida.
¡Los paganos
no nos vean desnutridos!

Siempre,
 nos hablaste de esperanza.
¡Los muertos
 no nos vean abatidos!

Sepamos predicar gozo a los afligidos,
amor a los odiados…
Sepamos fustigar la mentira,
construir paz.

Entonces, 
los saduceos de siempre
creerán que Tú eres la resurrección y la vida.

martes, 1 de noviembre de 2016

DICHOSOS

Y Él se puso a hablar, enseñándolos: Dichosos…
(Mt. 5, 1-12)


¡Tú lo has dicho, Señor!
Dichosos nosotros si no triunfa en nuestro corazón
la engañadora confianza en las riquezas.
Dichosos si no genera nuestro corazón
envidias, calumnias o actitudes vengativas hacia los hermanos.
Dichosos si invadimos nuestro corazón de las mismas lágrimas
que llora gran parte de la humanidad.

¡Tú lo has dicho, Señor!
Felices nosotros si nos dejamos el pellejo
en la hondura del hambre y de la sed de nuestros hermanos.
Felices si libramos la batalla a nuestro egoísmo 
y hacemos de la misericordia el trono de nuestros gozos.
Felices  si convertimos la negrura de nuestras vidas
en luz radiante, en transparencia cristalina.  

¡Tú lo has dicho, Señor!
Bienaventurados nosotros si alzamos la bandera de la paz
desde la orilla de nuestro corazón hasta los horizontes lejanos.
Bienaventurados si no nos rendimos ante las injusticias,
si no capitulamos ante el riesgo de ser perseguidos
por tu causa, Señor.

¡Tú mismo lo has dicho, Señor Jesús!
Que ya, ¡desde ahora!,
nos has inscrito en tu agenda pascual.