jueves, 28 de febrero de 2019

MELCHOR, DIRECTOR DE "IDEAL"

Melchor Sáiz-Pardo, recibiendo el "Premio Comunicar"


Melchor, acabo de leer el Semanero de nuestro común amigo, José María Guadalupe, que termina prometiéndote una oración ,  “aunque he leído, decía, que te has marchado agnóstico”… Ello me ha dado pie para enviarte esta carta a la Casa del Padre, donde ya moras gozando de nuevo de la compañía de tu querida Mariem.
No pude estar a tu lado en ese adiós multitudinario que te honró sobremanera, merecidamente. Han pasado días, y aún brilla con emoción en mis pupilas los miles de renglones que tus amigos te han brindado en los medios, sobre todo en tu IDEAL, incluidas las sentidas viñetas de Mesamadero. Leyendo los obituarios o reportajes que te han dedicado,  las palabras póstumas más repetidas han sido humanismo, respeto, discreción, amabilidad, honradez…
            Tratándose de ti, querido amigo, “hálleme agradecido”, que dijo Quevedo. Y que yo  me lo apropio… Pues me gozo en la gracia de poder rememorar la excelencia humana que has derrochado ante tantos testigos. Categorías tuyas adornadas de tu distinguido interés por la Historia, las Letras, el Periodismo, cual sabio con estilo socrático, que aseguraba no saber nada...
No olvidabas la Religión, entre tus inquietudes intelectuales. Por ello, aunque parezca fruslería por mi parte, y quizá “periodísticamente ya a destiempo”, quiero evocar en pocas líneas  algunos rasgos de tu querencia religiosa en la que algunos compañeros de viaje han hecho hincapié. Se ha hablado de tu  agnosticismo. Tú mismo, tiempo atrás, lo has sacado a la palestra, pronunciándote con mesura  sin alardear de ello.        
En verdad, tú has sido un agnóstico, pero con el evangelio bajo el brazo. Lo hemos hablado muchas veces y hoy, que eres alma caliente en mi recuerdo, no puedo dejar esta oportunidad que me da tu rotativo, para desnudar la imagen de tu verdadero agnosticismo.
Hace ya tiempo, en la Sala Cultural Nueva Gala, con motivo de la presentación de un libro, apuntabas a Aldous Huxley como acuñador de la palabra “agnóstico”,  referida a la existencia o inexistencia de Dios.  ¡Dios es el incognoscible!… Sí, pero en tus noches del alma no te has detenido ahí. Has sido un hombre de búsqueda continua. Has caminado, de autor en autor, para ir descubriendo en tu caminar teológico ese Dios que está fuera de nuestro alcance, pero que está… De forma que tú y yo, decíamos ayer, no lo podemos conocer, a no ser “objetivándolo” en nosotros mismos.  Y, por otro lado,  la religión, como producto de nuestras carencias, no es fácil identificarla con Dios. Dios y la religión son dos realidades diferentes.  Dios está más allá del horizonte  religioso, por encima de la letra y los sacrificios.  Lo hemos leído en más de un tratado actual de teología: una cosa es  la fidelidad a Dios a través del Evangelio y otra la observancia de la religión. De ahí que yo defienda, con sumo interés, un agnosticismo “a lo Melchor”…
Como “buen agnóstico”, fuiste hombre de  búsqueda inquietante, continua,  de planteamientos dudosos de fe, pero nunca te oí negar a Dios en tu vida. Lo confesaste ausente, sí, en las mil vicisitudes del dolor humano,  catástrofes incluidas. Pero lo encontrabas humanizado en  Jesús de Nazaret con su mensaje del Monte, y su trayectoria netamente incardinada en la dignidad de los pobres, los tullidos, las prostitutas, los niños… y en sus enfrentamientos con los “religiosos” de turno que, al fin, llegaron a crucificarlo. Y todo eso te “decía mucho”.  Era tu fe inconformista, con matiz anticlerical. ¡Agnóstico reverente! Recordarás las veces que te repetía aquello del Principito: “No lo entiendas, vívelo”.
Con gran talento hacías entrevistas en tus tiempos de TeleIdeal.  Recuerdo que me entrevistaste  como Coordinador provincial del Grupo Comunicar. Después de casi una hora, ya fuera de cámaras, volviste a tu tema recurrente, el mundo de tu fe, donde siempre hurgabas en fácil diálogo sobre la esencia del cristianismo a partir del Dios humanado en el Hijo de María. Inconformista tú,  no cesabas de investigar en los entresijos del Nuevo Testamento, como buen agnóstico y mejor creyente..
Debo terminar, porque te estoy impidiendo seguir gozando de tu Iglesia triunfante. Gracias, amigo Melchor. Soy deudor tuyo como tantos otros amigos que se han manifestado ya en tu ausencia.…Siempre has sido, desde la Dirección de Ideal, mi apoyo en la coordinación del Grupo Comunicar. Como lo fueron también Ernesto Páramo desde el Parque de las Ciencias,  Gabriel Pozo desde la Rural o el propio Juan Herrera, también descansando ya en tu orilla. Gracias, una vez más.
Si Eduardo Peralta te nombró, acertadamente,  “Caballero del mejor periodismo”,   yo modestamente te declaro caballero de la mejor hidalguía para con Dios.   Un fuerte abrazo ,  y con Lorca te pido: Si muero, dejad  el balcón abierto…


sábado, 23 de febrero de 2019

LA MEJILLA


Al que te pegue en una mejilla…
( Lc. 6, 27-38)


No cesas de desconcertarnos,
Maestro…
¡Poner la otra mejilla!
Y no tomar el látigo.

Bendecir ante la mirada ofensiva
dar la túnica ante el robo de la capa,
sonreír ante el gesto de odio,
abrazar al que tengo enfrente…

Es la otra mejilla, Señor,
La que nos identifica contra toda condena radical.
Comprensión hasta lo inverosímil,
¡cruz por medio!

(Y no camuflar tu palabra
con añoranzas intolerantes
que aplauden deseos
de maldecir, castigar, juzgar…)

Desconcierta tu exigencia,
Sí, nos desconciertas.
Algo tendrá el perdón,
cuando lo haces espejo del Padre.

jueves, 21 de febrero de 2019

EL EVANGELIO MARGINADO


José María Castillo Sánchez (Puebla de Don Fabrique, Granada, 1929), jesuita hasta 2007 en que por iniciativa propia abandonó la Compañía, prolífico escritor  y teólogo de la Liberación, de renombre mundial. Doctor en Teología por la Gregoriana de Roma. Desde 1968 fue profesor de Teología Dogmática en la Facultad de Granada, hasta 1988 en que se le retiró el venia docendi, injustamente. Ha sido profesor invitado en la Universidad Gregoriana, en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid y en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” de El Salvador. Es autor de numerosas obras de diversas disciplinas, sobre todo de Teología, (más de cincuenta libros), así como de cientos de artículos y estudios en prensa y revistas especializadas.

Pues bien, nuestro gran amigo, Pepe, ya especializado en el estudio sobre “la humanización de Dios” acaba de presentar en Granada, su último libro El Evangelio marginado (Desclée De Brouwer, 2019). Un interesantísimo trabajo donde aborda exhaustivamente ideas como que Dios y la religión son dos realidades completamente diferentes. Que la religión es un producto nuestro, producto de nuestras carencias, de nuestras necesidades, de nuestra sociedad.  Que Dios, por tanto, está fuera de nuestro alcance, de forma que nosotros los humanos no lo podemos conocer. Es una "representación" humana y cultural que nosotros elaboramos, según nuestras carencias, necesidades o cultura. Dios está más allá del horizonte último de todo lo humano, también de lo religioso.

Asimismo, nos dice que una cosa es la fidelidad al evangelio y otra la observancia de la religión. Que lo que más cuida la Iglesia no es la fidelidad al evangelio, sino la observancia de la religión, y por eso, hemos convertido el evangelio en un acto más de la religión, siendo así que fue  la religión la que mató a Jesús porque no soportaba evangelio...

José María Castillo trata de responder en su libro a éstas y otras muchas cuestiones que nos planteamos muchos cristianos que queremos vivir la fe desde el propio Evangelio de Jesús de Nazaret. 




sábado, 16 de febrero de 2019

VOSOTROS


Dichosos vosotros… Ay, de vosotros…
(Lc. 6, 17. 20-26)


Qué desventura, Señor,
cuando te has detenido en el llano
de la vida,
y he escuchado el eco de tu palabra
contra la saciedad atrevida,
contra la impiedad de los dineros,
contra la vaciedad de las risas…

He sentido  lo doloroso de tu mirada,
en la paz de la llanura,
que clamaba ¡ay de vosotros!…

Qué ventura, Maestro,
cuando has bajado ¡de lo alto!,
y  has dejado claro
que el evangelio es para los pobres,
y la alegría, para los que lloran.
Que la libertad es para los explotados,
y el gozo del Espíritu, para los que oran…

Al final,
he escuchado el eco amoroso
del monte
que clamaba ¡dichosos vosotros!...

domingo, 10 de febrero de 2019

REMA


Rema mar adentro…
( Lc. 5, 1-11)


Pedro, Santiago y Juan,
pescadores  de Galilea,
remaron mar adentro
y, a pesar de la brega baldía de la noche,
en la palabra del Maestro,
echaron de nuevo las redes…

¡Inmensa, la redada de peces!
 

Varar mi barca en la orilla
es condenarla a la frustración.

Siempre encallada en los miedos,
abordada constantemente en las borrascas,
instalada continuamente en mi soledad…
¡barca mía,
cómo gozar la suerte de pesca abundante!

A vuestra vista, curtidos galileos,
mi barca
ya puede toparse con las inesperadas tormentas
de cualquier lago,
ya puede anegarla el mar hostil de este mundo,
ya puede sufrir el fracaso de toda una noche sin pesca…
Si el Señor está a bordo,
la redada de peces está asegurada.

Enseñadme vosotros, lobos del Tiberiades,
pescadores de hombres,
a fiarme del Maestro.

Y, en su palabra, echaré siempre mis redes,
confiadamente.


martes, 5 de febrero de 2019

IN MEMORIAM


Querido Jesús:


    No entendemos cómo te has ido tan pronto, sin despedirte, tras haber pasado una tarde en familia. ¡Misterio oculto que sólo nos deja espacio para la imaginación! Tú en plena juventud, compartiendo amor con Carmen, tu pareja, con tus padres, con tus hermanos, con tus  cuñadas y sobrinos, con tu amor inmenso a la naturaleza, con tu entrega de vida sana y trabajadora… No entendemos por qué te has ido tan pronto desde tu propia casa construida con tanta ilusión.

    Entendemos que la muerte sea un evento inesperado que sucede, a veces, tan repentinamente que no deja tiempo para la despedida. Pero que haya puesto fin a la continuidad de todos tus proyectos, sueños y planes, es bien doloroso. Eso trastoca nuestra fe y nuestro corazón.

    Sólo vemos con sentido tu muerte, cuando pensamos que, antes de irte, nos has dejado un rico legado atrás. Ese legado que es copia original de tus padres, Mari Carmen y Alfonso, hoy destrozados, que han sabido darte a diario lo mejor de sus vidas, con amor inmensamente profundo.  

    Consideramos tu muerte como un cruzar el túnel de la vida, para llenarnos de agradecimiento por los años compartidos contigo.  Te lloramos, hoy,  sí, te lloramos, pero agradecidos a tu vida entre nosotros. Afortunadamente, el amor es más fuerte que la muerte y nada puede vencerlo. En realidad, no morimos mientras hay quien  nos recuerde y nos mantenga cerca de sus corazones. Por eso, tú seguirás viviendo entre nosotros, alentados por tantos recuerdos tuyos.

    Tu ausencia de este mundo es como una llamada, un desafío. Hoy nos llamas a seguir amándonos, con la seguridad que tú también desde esa “otra orilla” velarás por nosotros. Es la esperanza que nos mueve a enjugar nuestras lágrimas. Y nos conforta saber que vives en la paz del buen Dios, y con esa migajita de nuestro corazón que se ha ido contigo...

sábado, 2 de febrero de 2019

SE ABRIÓ PASO


… se abrió paso entre ellos, y se alejaba
(Lc. 4, 21-30)


Señor, vivo confuso…
Lo mismo me cautiva tu palabra,
que sufro eclipse de ti,
al igual que tus paisanos de Nazaret.

Me veo a gusto
cuando siento halagos de considerarme discípulo tuyo.
Pero sufro ceguera a tu paso por entre mis necedades,
mis ansias de poseer,
mi religiosidad descafeinada…

Vivo confuso, Señor…

Te humanizaste en el hijo del carpintero,
y no en el sacerdote judío.
Te querían mesías guerrero, y asumiste
tu mesianismo
en favor de las viudas de Sarepta y los Naamán
de todos los tiempos.

Y es que
aún no he entendido que optar por ti
es dar un salto en el vacío de las confusiones,
confiadamente,
y acogerme a la seguridad de tu tolerancia.

Ábrete paso, sí, en medio de mi confusión,
pero no te alejes… Que Tú,
sólo Tú, eres patrimonio de mis hermanos y mío,
Tú, hijo del carpintero de Nazaret,
y Señor de todas las gentes.