domingo, 29 de diciembre de 2019

CUENTO NAVIDEÑO


EL SUEÑO DE MARÍA


 “Tuve un sueño, José... no lo pude comprender completamente, pero creo que se trataba del nacimiento de nuestro hijo. La gente estaba haciendo preparativos con seis semanas de anticipación. Decoraban sus casas y compraban ropa nueva. Salían de compras muchas veces y adquirían elaborados regalos. Era muy peculiar, ya que los regalos no eran para nuestro Hijo. Los envolvían con hermosos papeles y los ataban con preciosos moños; todo lo colocaban debajo de un árbol. Si, un árbol, José. La gente decoraba muy bien el árbol. Las ramas llenas de esferas y adornos que brillaban. Había una figura en lo alto que parecía una estrella o un ángel; todo era muy hermoso. El día del nacimiento de Jesús, se arreglaban con la mejor ropa y se reunían a comer deliciosos manjares. Pero comían ellos solos, no invitaban a nuestro hijo a la cena navideña, y mucho menos a nosotros dos. Todos estaban muy contentos. Bailaban, bebían, se reían estrepitosamente, pero parecía que habían olvidado el motivo de la fiesta.

Toda la gente estaba muy feliz y sonriente. Estaban emocionados por los regalos; se los intercambiaban unos con otros, José. Sin embargo, al final no quedó ningún regalo para nuestro hijo. Sabes, creo que ni siquiera lo conocen muy bien; me da la impresión que lo conocen sólo de oídas, porque no mencionaron su nombre en toda la noche, a pesar de que se reunieron para celebrar su nacimiento. ¿No te parece extraño que la gente se meta en tantos problemas para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen bien? Tuve la extraña sensación de que, si nuestro hijo hubiera llegado a la celebración, lo hubieran considerado como un intruso solamente. Nadie se acordó de él, ni de nosotros dos. Claro que ha pasado tanto tiempo, que no me parece raro. Sentí ganas de llorar. ¡Qué tristeza para Jesús no ser invitado a su fiesta de cumpleaños! Estoy contenta porque sólo fue un mal sueño. ¡Qué terrible que este sueño se hiciera realidad!”


sábado, 21 de diciembre de 2019

A LAS PUERTAS DE NAVIDAD



Con permiso de José Antonio Pagola, teólogo, me permito subir a mi  blog este  interesante artículo aparecido en “Fe adulta”, para bien de mis lectores.


Hay una pregunta que todos los años me ronda desde que comienzo a observar por las calles los preparativos que anuncian la proximidad de la Navidad: ¿Qué puede haber todavía de verdad en el fondo de esas fiestas tan estropeadas por intereses consumistas y por nuestra propia mediocridad?
No soy el único. A muchas personas las oigo hablar de la superficialidad navideña, de la pérdida de su carácter familiar y hogareño, de la vergonzosa manipulación de los símbolos religiosos y de tantos excesos y despropósitos que deterioran hoy la Navidad.
Pero, a mi juicio, el problema es más hondo. ¿Cómo puede celebrar el misterio de un «Dios hecho hombre» una sociedad que vive prácticamente de espaldas a Dios, y que destruye de tantas maneras la dignidad del ser humano?
¿Cómo puede celebrar «el nacimiento de Dios» una sociedad en la que el célebre profesor francés G. Lipovetsky, al describir la actual indiferencia, ha podido decir estas palabras: «Dios ha muerto, las grandes finalidades se extinguen, pero a todo el mundo le da igual, esta es la feliz noticia»?
Al parecer, son bastantes las personas a las que les da exactamente igual creer o no creer, oír que «Dios ha muerto» o que «Dios ha nacido». Su vida sigue funcionando como siempre. No parecen necesitar ya de Dios.
Y, sin embargo, la historia contemporánea nos está obligando ya a hacernos algunas graves preguntas. Hace algún tiempo se hablaba de «la muerte de Dios»; hoy se habla de «la muerte del hombre». Hace algunos años se proclamaba «la desaparición de Dios»; hoy se anuncia «la desaparición del hombre». ¿No será que la muerte de Dios arrastra consigo de manera inevitable la muerte del hombre?
Expulsado Dios de nuestras vidas, encerrados en un mundo creado por nosotros mismos y que no refleja sino nuestras propias contradicciones y miserias, ¿quién nos puede decir quiénes somos y qué es lo que realmente queremos?
¿No necesitamos que Dios nazca de nuevo entre nosotros, que brote con luz nueva en nuestras conciencias, que se abra camino en medio de nuestros conflictos y contradicciones?
Para encontrarnos con ese Dios no hay que ir muy lejos. Basta acercarnos silenciosamente a nosotros mismos. Basta ahondar en nuestros interrogantes y anhelos más profundos.
Este es el mensaje de la Navidad: Dios está cerca de ti, donde tú estás, con tal de que te abras a su Misterio. El Dios inaccesible se ha hecho humano y su cercanía misteriosa nos envuelve. En cada uno de nosotros puede nacer Dios

jueves, 19 de diciembre de 2019

ALGO SE MUERE EN EL ALMA


Nobleza obliga, que dicen, y más cuando una amiga se va... En este caso, la Librería Nueva Gala que ha cerrado definitivamente. Nuestro querido Bernardino ha dado por terminada la “función”. Ha bajado finalmente el telón en este diciembre frío, no sin apenados suspiros en compañía de amigos que hemos vivido otrora la feliz apertura del escaparate para amantes del libro. Sí, allí, en Librería Nueva Gala, hemos colgado libros que acercaban a personas con hambre de lectura. Así, la librería venía a ser, ya desde los tiempos de Ginés, como una era donde se aventaba el trigo de los versos, historias, novelas, escritos políticos, páginas culinarias, infantiles… Pero la aventura digital con sus redes despiadadas ha ido enmudeciendo los gozos de pasar páginas con olor a tinta.
Sin embargo, no es época de gemidos por muy lógicos que sean, sino un momento para llenarnos de mucha paz por el bien sembrado, a pesar del incierto futuro, sobre todo, para quien han vivido la noble tarea de ofrecer grandezas allegadas a la pluma o al teclado de sufridos escritores.
Tras más de 30 años de historias libreras, cuando todavía no se nos apreciaban arrugas, hemos avalado felicitaciones que ya no volverán, pensando en futuras generaciones. Es duro decirlo, pero Nueva Gala ha dejado de ser el referente de ayer por donde han pasado eventos deliciosos, presentando, año tras año, obras de Olgoso, Friebe, Pimentel, Jiménez, Muñoz, Carbonell, Amaya, Alija, Odile, Gastón, Pozo, Cárdenas, Sopeña, Ordás, Vega, Hita, Ariza, Granados, Coín, Moratalla, Enríquez, y así hasta más allá de un centenar de autores, que nuestro Antonio Arenas inmortalizó en las páginas de IDEAL.
Cuando muere una librería, muere con ella las mañanas de sol. No hay nada más lamentable para un pueblo que ver cerrarse sus librerías, como en otros años ha sido la muerte de periódicos, cual “cantos de sirenas a los dioses del Olimpo”.
No hay más remedio que adaptarnos sufriendo estoicamente aquello de que “es lo que hay”...  Más que nunca procede vivir la realidad día a día, entendiendo que es hora de asumir los cambios como imponderables de los nuevos tiempos, pero sin olvidar que "cuando un amigo se va, algo se muere en el alma".
Los libros gozan de buena memoria, se leía hace días en el rotativo IDEAL, y sus palabras nunca son tan inocentes como para caer en el olvido. Eso pasaba con Nueva Gala, como el lugar privilegiado en el que se nos revelaba el gozo de cuantos se detenían ante el escaparate para ver, sentir, gozar del multicolor de unas portadas que invitaban a entrar para palpar la frescura de sus letras y, sin duda, dejar huecos en las estanterías…
Leer es gozar siempre de un oasis, como escribir es adentrarse en un desierto, casi un disparate (¡con perdón!). Se escribe mucho, se lee no tanto, y se compra mucho menos. Es fascinación, pero también desencanto, y, sin embargo, sigue siendo obligado asomarse a los libros, si queremos entender el mundo…

domingo, 15 de diciembre de 2019

A QUIÉN ESPERAMOS


¿Eres tú el que ha de venir
o tenemos que esperar a otro?
(Mt. 11,2 -11)


Indudablemente,
Tú, profeta de Galilea, no eras el esperado de las gentes.
No respondías a la expectativa mesiánica del colectivo judío.
Esperaban de ti un mesías, auténtico caudillo,
libertador del yugo romano.
restaurador del reino de Judá fenecido.

Indudablemente
ése no era tu destino.

Tú, profeta de Nazaret, irrumpiste en la historia humana,
lejos de esas glorias esperadas,
empeñado en pegarte a leprosos, publicanos y prostitutas
contra toda ley,
para liberarlos de la exclusión encadenada.

Tú, embarcado en dar luz a quienes te gritaban por ver,
obstinado en ofrecer camino a cuantos te solicitaban andar,
infatigable Tú, al lado de pobres y mendigos.

Fuiste tenaz predicando el reino
que tu Padre ha querido,
distante de una religión instalada, rutinaria.

Tu precursor, Juan de Ain Karem,
certificó en su propia piel tu Buena Nueva
entre las rejas de Herodes,
no como caña sacudida por cualquier viento…

Indudablemente,
a ti, amado galileo, es a ti a quien sigue esperando
tu pueblo,
subyugado, aún hoy, por perversas promesas salvadoras.
Es a ti a quien esperamos, como sangre que fluye
por las venas de nuestro corazón cautivo.

¡Ven, Señor Jesús!

miércoles, 11 de diciembre de 2019

LETANIAS PARA MI ADVIENTO

Da pobreza a mi ansia de poseer.
Da temple a mi cobardía.
Da talento a mi ignorancia.
Da tesón a mi pereza.
Da empatía a mi indiferencia.

Pon ilusión a mi corazón errante.
Pon esperanza a mi desazón.
Pon fe a mi duda.
Pon firmeza a mi espejismo.
Pon conversión a mi desvarío.

Da certeza a mi sueño.
Da rocío a mi sequedad.
Da luz a mi oscuridad.
Da calor a mi escarcha.
Da pan a mi hambre.

Pon paz a mi guerra.
Pon abrigo a mi frío.
Pon alegría a mi tristeza,
Pon compañía a mi soledad.
Pon oído a mi sordera.

Pon nosotros en  mi vicioso ego.
Pon niño en mi absurda seguridad.
Pon palabra, ¡tu palabra!, a mi obstinada mudez. 

Da poesía a mi septuagésimo caminar.
Da remos a mi barca para navegar hacia ti.
Y mientras respiro, Señor,
da raíces a mi corazón, para no perderme por las ramas.

sábado, 7 de diciembre de 2019

HAS CREIDO


Dichosa tú que has creído…
Lc, 1, 39-45

Alma fiel en la noche de la turbación,
leal alborada entre dudas y misterio,
misterio de un camino sin hacer.

Y has creído,
corazón de pueblerina cabalgando cerros
para servir a Isabel en parto.

¡Dichosa Tú que has creído!

Esclava de Dios en libertad y fiesta,
brisa y gozo alumbrando el pesebre,
Tú que has creído.

Primavera esencial de altar y pascua,
remozada en el vino de Canaán…
y rama florida del leño verde.

Señora de Nazaret que has creído,
sé hogar de sonrisas apiñadas en mis lágrimas,
paz en mis desconsuelos.

Tú que has creído
en el Dios en ti humanizado,
no seas extranjera
por los linderos de mis huidas…

domingo, 1 de diciembre de 2019

GRITOS DE ESPERANZA


… a la hora que menos penséis,
viene el Hijo del hombre.
(Mt. 24, 37-42)


Ven, Señor, a la llamada de tu Iglesia reunida
en el adviento de su vida.
Ven, al grito de los que claman
desde su desnudez, sin techo.
Ven, ante el oprimido que suplica justicia.
Ven, Señor, en la hambruna
que desgarra la vida de los arrinconados
del mundo, trágicamente.

Ven, Señor, sobre la esclavitud del corazón ruin
que intenta salir de su mezquindad.
Ven, al estruendo de las metrallas
que sesgan vidas inocentes.
Ven, embárcate en las pateras de los desconsuelos,
que buscan la orilla de la esperanza.
Ven, Señor, al vientre materno de nuestra tierra
y cobija la vida de sus criaturas indefensas.

Ven, Señor, sobre el gozo de tus testigos,
sobre la alabanza de tus consagrados,
sobre la valentía de los mártires de nuestro siglo,
ven con la gracia de tu Buena Nueva que empape
cielo y tierra, bosques y mares,
senderos y calles.

Ven, ven, Señor Jesús,
¡Ven ya, Señor, no tardes más!…