Siempre amanezca tu sol
sobre los posibles nubarrones
del año nuevo.
Señor,
has venido,
y te
cantamos villancicos,
No faltan
luces ni guirnaldas
entre el
buey y la mula.
En tu
portal nos encontramos muy a gusto.
Hasta nos
sentimos más hermanos.
Pero por
otros años sabemos
que la
carrera del tiempo
nos hará
sus nuevas jugadas…
Sigue
viniendo a nosotros, Señor.
No
adormezcas en tu pesebre,
como
algún día
sobre el
cabezal de la barca de Pedro.
Sigue
siendo nuestro anfitrión,
vecino de
nuestras nuevas penas,
de
nuestros nuevos errores,
también
de nuestras nuevas alegrías.
Que
amanezca siempre tu sol
sobre los
posibles nubarrones del año nuevo
que hoy
inauguramos
Que tu
luna clara no deje de alumbrar la oscuridad
de
nuestras noches,
a pesar
de nosotros.
Sólo así
nuestra esperanza,
que
llevamos en vasijas de barro,
no se
romperá.
¡Cuida, Señor, nuestra arcilla!
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