sábado, 10 de octubre de 2015

VENDER

Una cosa te falta, anda vende lo que tienes…
 (Mc. 10, 17-30)

Amigo rico,
has tanteado de cerca al Maestro
que te miró con gran cariño…

Como buen judío,
cumplías a la perfección tu ideario religioso
y hasta creías en el dinero
como bendición de Dios,
recompensa de buen gestor…

Pero por ahí
no corre la osadía cristiana
que enseñaba el Maestro.

El dinero no enlaza con el Paraíso,
porque
es ruido que ensordece
y no deja escuchar el dolor de la gente.

El Hijo de Dios se humanizó en la pobreza,
y en la pobreza arrastró a  sus discípulos
y en la pobreza
está la única libertad que merece vivirse…

Tu candor que ilusionó tanto al Maestro
cayó por tierra,
junto al ojo de la aguja.
Una cosa te faltaba…
¡vender!

Vuelve, pues, a tu arroyo virgen
y entenderás que vender a favor del pobre
es comprar la vida.

Ánimo, amigo rico,
no te marches entristecido
que la audacia del evangelio
tutela los desapegos del corazón.

¡Anda, dalo a los pobres
y sígueme!

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