sábado, 24 de noviembre de 2018

EL REY


…. ¿Eres tú el rey de los judíos?
 (Jn.18, 33-37)


No atino, Señor.
Me invade la idea de un rey que manda,
y Tú sirves.
Un rey que nace y vive en palacio,
y Tú tienes por cuna un establo
y vives en calles de enfermos y pobres. 
Un rey que usa corona de oro,
y Tú te dejas coronar de espinas.

No atino.
Los reyes se me antojan luciendo valiosos cetros,
y yo veo que tu bastón de mando es una caña
para la movida de insultos y risas.
Los reyes posan sobre sitiales fastuosos,
y tu trono es la cruz…

Pilatos no atinó, tampoco…
Tu reino no es de este mundo.
¡Es para este mundo!
canceroso y
tolerante con las mentiras e injusticias.

Tú que reinas desde la cruz
-¡esencia profética!-
dame valor para clamar desde mi pretorio:
¡venga a nosotros tu Reino!

sábado, 17 de noviembre de 2018

LA HIGUERA


Aprended lo que os enseña la higuera…
(Mc. 13, 24-32)

En el umbral de tu tiempo, Señor,
nos invade una visión pesimista del mundo
amorronado al apagón
-¿aparente?-,
de tu luz admirable.

Pero ya
brotan yemas en las tiernas ramas de tu humanización
compartida
-¡anuncio de nueva vida!-,
a pesar de ventiscas invasoras.

Tu higuera nos da motivos para la esperanza
pero nos inquieta
la morfina que retiene la ilusión de cada día.

Tú, Señor,
luz humanizada en la tiniebla inmensa,
enséñanos a mirar a nuestras yemas…

Que nadie oprima la raíz de tu higuera.
Que nosotros somos retoños de buena noticia,
en el devenir lento
-¡incomprensiblemente lento!-
de tu acción salvadora.



domingo, 11 de noviembre de 2018

DOS REALES


…y echó dos reales.
(Mc. 12, 38-44)


Las arcas del Templo son eco de los dineros
que engordan reverencias de letrados
y sus arrogancias.

¡Devotos de la hipocresía bien instalada!

Tú, viuda golpeada en soledad y en pobreza,
eres noticia de la falsedad
de cuantos lucen sus amplios ropajes
bajo los techos de cedro.

¡Devotos de la hipocresía bien instalada!

Los dos reales de tu anonimato,
han seducido al Maestro de Nazaret,
sorprendentemente
sentado frente a los cepillos del templo.

Tus dos monedas de cobre,
icono de tu pobreza,
claman
contra el ranking de mezquindad que camufla
la hambruna de los ricos.

¡Devotos de la hipocresía bien instalada!

Desde los rincones de nuestras conciencias
suene ya la hora de nuestra auténtica ofrenda,
Señor, Maestro de Nazaret.

viernes, 9 de noviembre de 2018

BIEN NACIDO


 No quisiera, en este feliz día de tu cumpleaños, empañar los lazos de tu humildad tan característica; pero si  “la verdad es  humildad”, deja que mi corazón se explaye en el recuerdo franco de mis años de alumno, primero y,  de compañero en docencia y  pastoral, a tu vera, posteriormente. Tú fuiste pieza clave en el puzle de mi educación, junto a esa excepcional dinastía formada por los Porta, Prieto Verdes, Fernández y Fernández, José Mari, Jaime, Digno, y un largo etcétera.
Amigo Uxío, tu vida estuvo siempre marcada por la coherencia y el compromiso humano y sacerdotal. Y esa esencia divina, con que te adornó el buen Dios, por su gracia, nos tocó a mí y a muchísimos más. ¡Brindo por ello!
Te he reconocido siempre auténtico, medularmente auténtico. Así, tuve ocasión de manifestarlo ante mi admirado obispo en Francia, a raíz de una carta tuya donde me pedías volver a la diócesis.  Tu silencio posterior fue muy elocuente. Me hiciste ver, y así hasta hoy,  que la mediocridad no ha tenido destino en tu vida.
Estrenando mi sacerdocio, tuve la fortuna de olfatear de cerca tu  “olor a oveja” en tus tiempos de cura rural de Fórnea. Fue poco tiempo, pero lo suficiente para dejar grabado en mí ese mundillo evangélico que llevabas dentro. Otro tanto se dirá de tu paso por As Pontes, Vilalba…
De mis tiempos de alumno, recuerdo tus clases bien documentadas, sin hacer alardes de tu sabiduría. A ti te debo el gusto por la poesía y la Sagrada Escritura, que, sorbo a sorbo, arribó en mí. En estos momentos , vienen a mi memoria tus poemas en la revista Estría, y las correcciones que me hacías a mis pinitos de poeta, o la ilusión que creaste en mí para que ampliara estudios en Madrid y posteriormente en Lyon!
Fuiste, y eres, poeta original. Lo acabo constatar, una vez más,  acercándome a tu alma, a través de tu poemario “Poemas de mi vida”, que he podido seguir por internet. Genial.
Asceta y místico, ayer y hoy. Compromiso tuyo fundido en mi alma desde la adolescencia… ¡hasta ahora, ya largamente septuagenario!
Ejemplo de constancia, adentrándote, ya mayor, en el mundo de la música, con la guitarra, el armonio, la schola del Seminario, el Orfeón de Mondoñedo, la coral de Vilalba…  Has logrado que más de uno siguiéramos remando a través de pentagramas.
Hoy, desde Granada, veo a un hombre, bien nacido, con el evangelio pegado a su corazón,  sin arriarlo jamás, hasta el atardecer de sus años, ¡noventa felices años!,  ataviados de servicio, sabiduría y humildad, sin ambigüedades. ¡Ése eres tú!
Un día, allá lejos, premiaste en un concurso mi eslogan: “el sacerdocio es cantar la cruz sin bajarse de tono”. Pues bien, gozosamente, te “devuelvo” ahora el premio,  porque tú, músico excepcional, jamás te bajaste de tono al cantar tu sacerdocio… 
Gracias,  Uxío,  ¡Eugenio, el bien nacido! Pido a nuestro Padre del Cielo que nos conceda la gracia de llegar a festejar felizmente tu centenario. Al menos, nos lo conceda a cuantos hemos querido emularte y nos hemos quedado en el camino…

domingo, 4 de noviembre de 2018

ÚNICO SEÑOR


…el Señor nuestro Dios es el único Señor.
(Mc.12, 28b-34)



Nos amaste, Señor,
y tu amor fue única ley, el principio y el fin 
del amor al prójimo,
la razón de tu big bang creador.

Tú eres el único Señor del amor.
No hay más que un amor,
como sólo hay un único Señor.

Amor divino y humano,
combinado perfecto: un solo mandamiento
en los entresijos de los mundos salidos de tus manos.

No creaste la ley,
sino la buena noticia de tu ternura,
desparramada por el universo de los universos.
Desde entonces, el amor a Ti pasa por mi prójimo,
imprescindiblemente.

Identificarme contigo
es aumentar mi capacidad de amar a los hermanos.
Contigo se hundieron las islas y los guetos,
y las etiquetas, y los formulismos...

Soy compromiso fundido en el rostro de mi prójimo.
Soy, a tu lado, la novedad del amor.