… en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
(Mt. 28, 16-20)
Solitario,
lejano, desapegado,
no
son, Señor, los atributos de tu Trinidad santa.
¡No!
Tú
no eres un concepto divino, teoría
de
sesudos teólogos. ¡No!
Tú
eres comunicación, vecindad activa
donde
el tú y el yo se identifican
globalizados
en tu amor.
En
Ti, Trinidad santa, nuestra limitación
es
proyecto de infinitud,
donde
no existen visados ni fronteras,
ni
patrimonio privado.
Eres
Trinidad compartida con los sabios e ignorantes,
con
los santos y pecadores,
con
las vírgenes y prostitutas, con los oprimidos,
con
los sanos y enfermos de nuestra tierra.
Sólido
fundamento, eres, de nuestra existencia,
de
todos y cada uno de los vivientes,
sin
distinción,
desde
el big-bang de ayer
y
el hoy sin fin de tu eternidad.
Solitario,
lejano, desapegado…
Tú,
no,
no
son tus atributos, Señor.
Porque
Tú eres
abba, caricia
humanizada desde la eternidad,
y
verbo encarnado, noticia universal,
y
pneuma solidario, aliento constante.
Gracias,
Dios uno en tu Trinidad,
porque
eres el espejo donde se mira
nuestro
espacio de libertad,
nuestro
diálogo operante,
¡nuestra comunidad de
amor!
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