…el demonio se marchó hasta otra
ocasión.
(Lc. 4,
1-13)
Jesús, Maestro,
libraste una lucha continua contra el mal,
a lo largo de toda tu vida.
Tu otra ocasión, la última, la libraste en tu pasión,
venciendo a la muerte.
¡Cuántas veces nosotros
nos hemos visto empujados al desierto
de todos los combates contra la seducción
de nuestra sociedad inmisericorde!
Forzados a tomar una elección decisiva,
en las muchas ocasiones de nuestra vida,
deseamos agarrarnos a la confianza
que nos ofreces Tú, vencedor en el desierto,
por encima de todas las seguridades
de nuestro mundo con su gratuidad engañosa.
Chantajeados en tantas ocasiones tentadoras,
no permitas que quememos nuestro corazón
en el disfraz de las mentiras.
De la mano de tu Espíritu, condúcenos
con la fuerza de tus desafíos,
al desierto que lleva a Ti,
a pesar de las espinas y abrojos.
Allí estás Tú desbaratando las trampas del diablo.
Líbranos, pues, de todo mal
y no nos dejes, Señor, caer en la tentación.
Amén, amén.
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