sábado, 7 de diciembre de 2013

SOLIDARIA

Aquí está la esclava del Señor…
(Lc. 1, 26-38)

La virgen solidaria, nacida sin mancha,
como  esclava de Dios, leal y modesta,
dio su consentimiento a la Palabra,
y  fue coautora de la divina promesa. 

Para besar a su prima embarazada,
y compartir la salvadora sorpresa,
fue solidaria, cruzando angostas sendas. 

En noche de rebaños y pastores,
también ella parió a su criatura,
solidaria de los pobres, sin techo,
dentro de una cueva llena de negrura. 

Atenta y solidaria en tarde de boda,
gracias a ella no faltó vino, sobró de hecho,
por más que  la cosecha no llegara. 

Leyó en su Hijo la  primera oda,
solidaria de la Buena Noticia,
¡dichosa por cumplir la Palabra de vida,
bendita ella con toda justicia! 

Consumó solidaria su mirada a la cruz,
cuando la amargura marcó su diseño
sobre los hombros del nazareno Jesús. 

En el monte cruento, junto al leño,
bañada en lágrimas, fue solidaria
de su Hijo y de seguidores del sufrimiento,
con fortaleza y dolor no pequeño. 

Jesús, de nuevo entre sus manos,
descansa en su soberana solidaria,
cual otro Belén ahora desangrado. 

Vivió alegría pascual al triunfar el Nazareno
y fue coronada inmaculada, sin tacha,
por ser virgen solidaria,
y tener los pies firmes sobre terreno.

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