Estimado Director,
permítame dirigirme, a través de esta carta, a José Carlos Ortega Ocaña, mi
alcalde en Huétor Santillán. Y es que Huétor
Santillán
“is different”, por emplear el famoso el eslogan sobre España de hace algún
tiempo... En efecto, un pueblo diferente. Los alcaldes, en especial los últimos
regidores, han sabido dejar buena huella en sus mandatos anteriores. Todos desearon
unirse por un pueblo mejor, por encima de la disciplina partidista. Todos, con
sus aciertos y errores. Así se explica la digna lucha por las alternancias políticas
en tiempos electorales. Y es que ser presidente de este municipio implica mucho
honor.
Y tú, José Carlos, desde que las urnas han dicho cambio, bien pasados los cien días,
eres el punto estrella por tu juventud, tus deseos inalterables de hacer
realidad tus sueños de servir al pueblo, como otrora han hecho tu abuelo Acacio
y tu padre Enrique, de feliz memoria.
Porque si “el
arte de la política consiste esencialmente en ser un maestro del oportunismo”, según escribió Michael Ignatieff,
bien es cierto que te veo felizmente
oportuno, tratando de llevar a cabo punto por punto tu programa electoral. Con
casi medio año de gobernabilidad vas marcando con enorme solvencia los hitos de
tus compromisos con un equipo humano muy unido. No hay que ser agricultor para saber que
una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. Eso
dice de tu labor al frente del municipio.
Me tomo la licencia, como viejo hueteño de adopción, de darte algunos consejos, porque eres un
joven de buena cabeza y gran corazón. Y muy soñador. Has demostrado ser un gran soñador, pero con
los pies bien en tierra. Y eso te engrandece.
Que tu gestión sea siempre transparente al
frente del municipio. Que no decaiga tu entrega al pueblo, por encima de
las comparaciones partidistas y de las ínfulas
que producen los “egos”. No seas un “político” de los que pululan por
las aceras de nuestra sufrida democracia,
sino un servidor “concejal” (por etimología, conciliador) que sabe escuchar,
antes de hablar o mandar. Como buen demócrata, no quieras
el silencio de la oposición. Ni te arrimes al poder que corrompe.
Ánimo, José Carlos. Muy
pronto vas a cumplir medio año al servicio de las cuatro banderas emblemáticas de
nuestro Consistorio. Felicidades, porque el bien del pueblo
sigue siendo tu suprema ley.
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