viernes, 20 de abril de 2012

PENSAMIENTOS DEL DALAI LAMA

Un periodista le hizo una entrevista al Dalai Lama. Al entrar en la habitación le preguntó:  ¿Qué es lo que más le sorprende de los hombres?
A lo que él respondió:


Que se aburren de ser niños y quieren crecer rápido, para después desear ser niños otra vez.
Que desperdician la salud para hacer dinero y luego pierden el dinero para recuperar la salud.
Que ansían el futuro y olvidan el presente y así no viven ni el presente ni el futuro.
Que viven como si nunca fuesen a morir y mueren como si nunca hubieran vivido.

El periodista quedó en silencio un rato y le preguntó: Pero, ¿cuáles son las lecciones de vida que debemos aprender?
Y con una sonrisa el Dalai Lama respondió:  

Que no pueden hacer que nadie los ame, sino dejarse amar.
Que lo más valioso en la vida no es lo que tenemos, sino a quien tenemos,
Que una persona rica no es quien tiene más, sino quien necesita menos.
Que el físico atrae,  pero la personalidad enamora.
Que quien no valora lo que tiene, algún día se lamentará por haberlo perdido.
Si quieres ser feliz, haz feliz a alguien.
Si quieres recibir, da un poco de ti..
Nunca arruines tu presente por un pasado que no tiene futuro.
Una persona fuerte sabe cómo mantener en orden su vida. Aún con lágrimas en los ojos, se las arregla para decir con una sonrisa: “Estoy bien".

sábado, 14 de abril de 2012

ALEGRIA

Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor.
 (Jn., 20, 19-31)




Atrancadas las puertas. Miedo.
Amargo sufrimiento en tu ausencia.
Tu pequeño rebaño, Señor,
yace entre rendijas de esperanza por verte en medio
como centro de unidad,
como alegato contra la asfixia del Gólgota
 y la derrota.

El sepulcro abierto te ha hecho artífice de paz
Y aquel día primero de la semana 
traspasaste los cerrojos de unas puertas
para que la luz y el ilusión palparan  
las huellas del dolor injusto.

Paladín de la alegría, de la gracia, de la libertad,
rehabilitaste la audacia y el coraje,
de tus discípulos
en el eco de tu resurrección.

Fuiste paz, eclosión de alegría.
Paradójicamente, paz,
paz en combate contra el poder,
paz en lucha contra el miedo,
paz en pugna contra el egoísmo,
paz en conflicto eterno contra toda injusticia.

Y tus discípulos pudieron respirar hondo
Adentrándose en tus llagas, junto a Tomás.
Te reconocieron en tu paz. Y se llenaron de alegría.

Ahora tu presencia resucitada es desafío
para cuantos creemos en ti,
Porque tus cicatrices se perpetúan en los excluidos, 
en los hambrientos y sedientos,
en los parados y sin techo, en los maltratados,
en los niños explotados,,,

                             ¡Señor mío y Dios mío!

sábado, 7 de abril de 2012

MARÍA DE MAGDALA

El primer día de la semana, María Magdalena
fue al sepulcro…  (Jn. 20, 1-9)
(Para Inmaculada y Antonio, con inmenso deseo pascual)

I
María de Magdala, suerte la tuya,
dolorosa y consoladora suerte…
Has visto cómo la muerte
no ha podido gozar de su última palabra.
El mismo madero ha sido vencido
en el huerto de José de Arimatea. Misterio
de una muerte caduca…

II
Era el primer día de la semana,
cuando, tal vez,  sin recordar aquello del tercer día,
superaste todas las barreras, salvaste todos los obstáculos.
que te separaban de su muerte.
¡No habías podido esperar la llegada del nuevo día!

A pesar de tu desaliento,
rehabilitada en la fe, tu amor
pudo más que la paciencia. Y contra toda oscuridad,
tu corazón,
harto de lágrimas, corrió al sepulcro.
Inquietud. Desconcierto.
La losa movida. La tumba vacía.
- ¡Simón Pedro, se han llevado al Señor!

III

Magdalena, torre de amor,
la ausencia del Maestro, los tres días anunciados,
ha sido la mejor experiencia de tu vida…

Has visto el sepulcro vacío,
y has inaugurado su historia. La noche,
que quería adueñarse de todas las noches,
ha sido vencida en tu corazón,
                  y en el corazón del mundo.

Tu fe ha sido búsqueda y esperanza,
antorcha viva sobre toda muerte,
manantial de paz... ¡Resurrección!

Suerte la tuya,
dolorosa y consoladora suerte,
María de Magdala.

ALLI ME VERÁN

…que vayan a Galilea; allí me verán.
 (Mt., 28,1-10)




I

Alba radiante de primavera,
el sol se ha apresurado a correr la piedra,
y la noche luce blanca en su tiniebla.
El fuego y la luz prenden junto al torrente Cedrón
sobre Getsemaní,
sobre el Pretorio, sobre el Calvario,
sobre todos los horizontes, sobre todas las eras.

No llegó a tiempo el bálsamo de las mujeres, para el crucificado.
No fue útil la vigilancia de los verdugos de la vida.
Ni los discípulos gustaron la primera alborada.
Todo fue alba radiante de primavera silenciosa,
en un instante.

Quedan  atrás  vendas y sudario.
Y un nuevo lienzo se estrena en el templo de la vida.
Los ecos de los tambores suenan ya en Galilea.
Se imponen a los linderos del temor,
de los desalientos, de las cobardías…

II

Galilea… Allí le verán,
pisando  fuerte sobre tierra nueva
abriendo tumbas de corazones destrozados
de pies cansados,
de lágrimas oprimidas,
de mendigos bienaventurados.

Allí verán el camino de la gloria:
la vida  vence a la muerte,
la esperanza vence toda desesperación,
la confianza vence el miedo
El amor vence al odio,
y la paz vence…

III

Sí, la paz del resucitado irrumpe en nuestros corazones,
en nuestro mundo cercano, en nuestro universo lejano.
Hermanos, es la fiesta, es nuestra fiesta
por encima de los maderos
y de los vientos agrios de desiertos.
Es vuestro patrimonio, 
es la fiesta, brecha pascual abierta a la felicidad.
Caminad, hermanos, hacia  Galilea. Allí os veré.
Aleluya, hermanos, aleluya por siempre…
                        ¡Sí, soy yo, vuestro resucitado!  

viernes, 6 de abril de 2012

SOLEDAD

… Mujer, ahí tienes a tu hijo.
(Jn.19, 26)


Nuestros ojos se clavan hoy en ti,
María de Nazaret.
Se hunden en la inmensidad de tu soledad.
Soledad desconsolada que compartes
con tus Cristos,
perdidos en  la morada del sufrimiento.

La turbación, y el miedo y el dolor clavados
sobre las vergonzosas cruces de nuestro siglo
miran a tu soledad, Nazarena del silencio.
Porque
a los pies de la cruz, ha nacido tu maternidad global.

Tu soledad de madre dolorosa es temple pascual,
ternura en lágrimas de fortaleza
que se crece en el Gólgota
y en la muchedumbre de calvarios
pendientes de tu mirada.

Hoy, en tu soledad consoladora
alégrate, Hija de Sión, esperanza
de los pueblos abrazados a la muerte de Dios,
sacramento de plenitud.

jueves, 5 de abril de 2012

SILENCIO

…e inclinando la cabeza entregó el espíritu.
 (Jn, 18,1-19,42)



Silencio. El Cordero es llevado al matadero.
Camino de pasión para el grano de trigo,
única verdad en el espectáculo cruel,
esperanza que deslumbra a la muerte
desde el otro lado del Cedrón…

Silencio. El cordero va a ser inmolado.
No os confunda el tumulto con sus gritos.
No lloréis lágrimas de compasión
con sus liturgias que no salvan.

El cáliz amargo del Cordero
se hace presente en la historia de los humanos.
Silencio. Porque la víctima
comparte con el mundo el dolor,
como precio sangrante de su fidelidad.

Reo es de muerte Jesús el nazareno
y con Él todos los nazarenos
del hambre y la sed,
         de la marginación y de las pateras,
                     de las violencias inhumanas…
y de cuantos alzan las armas de la paz.
                    
Silencio.
Cuando todo parece cumplido,
cuando el silencio del Cordero parece ya acorralado,
estalla en luz el madero.

 

miércoles, 4 de abril de 2012

LA HORA

Sabiendo Jesús que había llegado la hora…
 (Jn, 13,1-15)


I

Suena la hora.
El novio, Señor y Maestro,
ha salido a nuestro encuentro.
Se ha hecho servidor
a los pies de los amados,
ceñido con el atuendo de esclavo
y la jofaina en la mano.
Sólido signo de su ruta nazarena,
síntesis de la razón de su vida.

II

Suena la hora.
La hora de amar. Bálsamo infalible
de vida.
Y nos deja su testamento
donde  uva y  trigo
construyen fraternidad.
Es la Cena del Señor,
memorial a celebrar
en la mesa globalizada de todos tiempos,
hasta la consumación de todos los horizontes,
sentados  todos negros y blancos y amarillos,
y ricos y mendigos.

III

Y suena la hora tras la cena.
Terrible, inhumana hora.
Hora entre olivos y nocturnidad,
entre abandono y traición.
La hora del beso robado...
La hora de Getsemaní, lamento de un Amigo,
angustia  de un Maestro,
fidelidad de un Cristo
que arruina su corazón
para levantar a los hermanos.

Ha sonado la hora de la nueva Alianza,
complicidad  de amor, dolor y remanso,
a la espera de ver florecer el leño verde.