…
y fue y se ahorcó.
(Mt.
26, 14-27.66)
Hermano
Judas,
tasada
por treinta monedas tu traición,
fuiste
vapuleado historia tras historia…
Al
verte colgado en tu propia cruz,
siento
repeluzno
por
cuantos han pisoteado tu flaqueza
con el
morbo de sus palabras,
y sin
reparar en su viga.
Desata
el nudo de tu cerviz, amigo,
no te ahorques más,
que has
hallado gracia
entre
la milicia de ovejas descarriadas,
publicanos,
prostitutas…
El
Nazareno pagó tu vil gesta
con su
sangre inmolada.
Bájate,
pues, del árbol,
Judas
hermano.
Y corea
a los cuatro vientos,
que el
perdón del Calvario
sigue
regando nuestras eras.
Canta,
sí,
que el
amor del Crucificado
arrolla
la crueldad
de
cualquier beso traidor…
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