sábado, 29 de julio de 2017

EL HALLAZGO

El reino de los cielos se parece
a un tesoro escondido en el campo.
(Mt. 13, 44-54)



He vagado por tortuosos atajos, Maestro,
y  he caminado entre conflictos.
He sufrido el frío de una vida incolora.
He entretenido el alma en mil bagatelas…

Y te he buscado…

Encerrado en mi carne,
envuelto en mi noche,
te he buscado audazmente entre dudas y recelos.

Sabiendo que mi oficio de cristiano
es aprender a vender para saber comprar,
he arriesgado la venta de mi hacienda
-¡todo!-,
por comprarte a Ti…

Y me he topado con tu Reino
-¡por fin!-
como un sol de fortuna oculto que, inesperadamente,
lo invade todo.
Como perla encontrada en el bazar de mis soledades.

La llama de mis fantasías se deshilacha ahora
ante el hallazgo velado en tu campo.

Definitivamente, quiero vender mi vaciedad
para comprar la alegría que derrocha tu Reino,
la luz que seduce mi noche,
la llave que abre el tesoro de tu inmensidad,
¡contra todos los reclamos del  mundo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario