lunes, 19 de marzo de 2012

JOSÉ DE NAZARET

                  
…hizo todo lo que le había mandado el Ángel.
 (Mt. 1, 18-24)

  








Dichoso tú, José de Nazaret,
que,  rompiendo los esquemas de nuestro mundo,
te abandonaste en los brazos del Ángel,
y creíste contra toda evidencia.

Dichoso tú, José de la casa de David,
que acogiste el misterio
encarnado en tu esposa María
y le diste por nombre Jesús,
para revelarnos su misión salvadora.

Dichoso tú,  esposo y padre,
que en la nobleza de tu silencio profundo,
en la dignidad de tu anonimato bíblico,
en la grandeza de tu ministerio discreto,
conquistaste un puesto indiscutible,
en nuestra historia de salvación.

Dichoso tú, carpintero de Nazaret.
Tus manos callosas
y tu vida de hombre justo,
atento a  los designios de Dios,
jugaron un rol providencial
en la construcción del reino del Padre.

Dichoso tú, José, linaje de David.
Tus palabras fueron elocuente silencio,
tus dudas fueron firme convicción,
tus recelos, el triunfo de la confianza.
tu vida, testigo del Amor, que nos inunda.

          ¡Bienaventurado, tú, José de Nazaret !


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