A Silvia y Juan Jesús,
Silencio de primavera eres, mi flor
de almendro, en la compañía de criaturas
que, sobre las abejas zumbonas, pían.
A tus pies, Dana traviesa, juega y ladra
y unos asnos roznan en la lejanía.
Primavera. Se levanta el sueño lento.
Despierta en el aire la vieja sonrisa.
El azahar, acariciando la brisa,
abre sus ojos rompiendo soledades,
y coloreando la rumbosa campiña.
Salero tienes, linda flor de mi almendro,
que pías, y zumbas, y roznas y ladras
en simbiosis de primavera. Señora,
eres tiempo fugaz; mas encantadora
para el recuerdo perenne. Y generosa.
Año tras años, rosácea y fructuosa
flor de mi almendro, evocas amores, y oras.
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