sábado, 13 de agosto de 2016

FUEGO

He venido a prender fuego en el mundo…
 (Lc. 12,49-53).


En el engranaje pascual
que ha motivado tu vida, Maestro,
a un paso ya de tu cruz,
quieres evangelios que incendien caminos,
y no ceniza apagada.

Te jugaste la vida con tu fuego,
y quieres que me la juegue yo,
tu discípulo,
azuzando yo mismo, libremente, tus llamas. 

Me urges a salir de las falsas tranquilidades,
De piedades rutinarias.
Me apremias
a calcinar cortafuegos y adormideras.

Aviva los rescoldos de mi fe
con tu fuego
para incendiar cuantas barreras
se esconden en mi corazón.

Abrásame con el gozo de buena nueva…
que un discípulo no puede seguirte
con el corazón apagado.

Y que en tu fuego pueda yo incendiar
el mundo de mis hermanos.


¡Amén, Señor Jesús!

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