Esforzaos
en entrar por la puerta estrecha…
(Lc.
13, 22-30)
Mientras no seáis
comunidad solidaria,
mientras vuestras prácticas
sean ofertas huecas, ritos vacíos…
No sé quiénes sois.
Mientras no deis
consuelo a mi sufrimiento
encarnado,
mientras me miréis con vuestros brazos
ausentes…
No sé quiénes sois.
Mientras me juzguéis con
vuestra verdad,
mientras silenciéis
mis lamentos
con vuestros engaños…
No sé quiénes sois.
Mientras os sintáis
seguros en mi casa
hecha cortijo de cada
uno,
¡no sé quiénes sois!
Cuando oiga de
vosotros
que sois peregrinos
sin alforjas,
soñadores de savia
nueva,
constructores de mi
Camino…
La
puerta, aunque estrecha, se abrirá
y
brindaremos con mi copa.
Porque entonces, sólo
entonces,
¡Yo, vuestro Maestro,
sabré quienes sois!…
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