sábado, 29 de octubre de 2016

VER A JESÚS

Se subió a un sicómoro para verlo.
 (Lc.19, 1-10).


Yo, Señor,  pequeño como Zaqueo,
quiero subirme al sicómoro de mi vida
 y verte.

Verte, por más que me lo impida
la multitud de mis pequeñeces.
Verte al cruzar tu mirada en mi camino.
Que en verte está el cambio radical de mis noches.

El arte de tu ternura no entiende de críticas ajenas,
ni quejas de cuantos desde los santuarios
rezan
se erigen en jueces de las personas.

Tú haces familia en el templo,
sí,
y  fuera del templo aún más,
entre los encaramados a los árboles de sus sufrimientos.

Eres gallardo galileo de la generosidad,
ladrón de corazones arrepentidos,
abanderado de la cofradía de los Zaqueos,
y autohuésped de la dignidad humana.

¡A pesar de cuantos a tu vera
no paran de construir obstáculos!

Señor, dame el coraje de tu esencia,
que, en bajarme de mi sicómoro, como Zaqueo,
quisiera entre los pobres
esparcir la mitad de  mi hacienda...

No hay comentarios:

Publicar un comentario