(Anthony de Mello)
Un vecino encontró a Nasruddín cuando éste
andaba buscando algo de rodillas.
-¿Qué andas buscando?, dijo Mullan.
–Mi llave. La he perdido.
Y, arrodillándose los dos, se pusieron a
buscar la llave perdida. Al cabo de un rato, dijo el vecino:
-¿Dónde la perdiste?
-En casa.
-¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí?
-Porque aquí hay más luz.
¿De qué vale buscar a Dios en los lugares santos, si
donde lo has perdido ha sido en tu corazón?
EL HOMBRE Y EL BURRO
(Miguel Agustín Príncipe)
Aunque parezca broma,
conviniéronse un hombre y un borrico en enseñarse sus respectivos idiomas. Y el
burro, ¡suerte impía!, no aprendió ni un sólo vocablo, en dos años de estudio y
de porfía. Entretanto que el hombre, en sólo un día, aprendió a rebuznar
perfectamente.
No trates con el bruto ni un minuto, pues no
conseguirás la alta corona de hacerle tu persona, y puede suceder que él te
haga bruto.
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