viernes, 19 de abril de 2019

LA ACEPTACIÓN


No se haga mi voluntad, sino la tuya.
(Lc. 22, 14-23,56)


Locura de amor.
Te anulas al filo del cáliz,
entre olivos despiertos
y discípulos dormidos.

Mas no se haga mi voluntad,
sólo la Tuya.

Angustia de amor.
Te anulas entre la jarca armada que se acerca,
y el beso traidor.

Mas no se haga mi voluntad,
sólo la Tuya.

Sudor de sangre y amor.
Te anulas al filo de la tristeza
entre la negación del amigo,
y la huida de tus íntimos.

Mas no se haga mi voluntad,
sólo la Tuya.

Escándalo y amor,
entre espinas, azotes, insultos,
clavos…
y el premio del madero.

Pase este cáliz, mas hágase tu voluntad.
Como tu Madre, hágase en mí…
¡Fiat!

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