sábado, 25 de agosto de 2012

ATRÁS

…se echaron atrás y no volvieron a ir con Él.
 (Jn.  6, 60- 69)

Simón Pedro, apóstol del Galileo,
¿dónde están los cinco mil de Cafarnaúm,
alimentados sobre el césped?

El discurso del Maestro se hizo escándalo para muchos.
Y vacilaban.
También los discípulos se echaron atrás,
disfrazando su intolerancia.

Pero sonó tu corazón, Simón Pedro,
curtido en las pascuas del Maestro.
Y destruiste la decepción desgarradora,
el desconcierto,
tan seguro, tú,  de las palabras de vida eterna.

Tu valiente confesión, oportuna,
martilla toda duda,
y no deja lugar a palabras vacías 
que no entienden de felicidad, de libertad, 
de coherencia.

Tu Maestro,  lejos de ser un burócrata de lo sagrado,
se ha hecho camino de exigencias,
de fidelidad en el compromiso.
Y tú, sin vacilaciones,  te hiciste escándalo de la fe
en ese tu testimonio nazareno.

Ahora entendemos mejor el Camino.
Adherirse a Jesús,
seguirle sin rodeos, asumiendo los riesgos
de compartir  preferentemente con los pobres,
de lavar los pies a los hermanos,
de poner la otra mejilla al enemigo,
de ocupar el último puesto en la mesa de cada día...

Gracias, Simón Pedro, apóstol de Jesús,
tu fe en el Carpintero crucificado
deshace entuertos
en la revolución de la Buena Noticia.

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