… Qué amargura de silencio en la mañana, qué angustia cuando alborota la atardecida del poniente, sabiéndose un paria, una carga insoportable cuando los surcos de la cara ya traspasan hasta el alma. Toda una vida luchando, cotizando a esta Seguridad Social, abriendo caminos limpios de futuro, este porvenir que se rompe en mil pedazos con cada decisión estúpida, y cuando han dado hasta el último aliento, primero por los hijos, luego por los nietos, los partidos, que no respetan nada, juegan con su miedo a perder los últimos beneficios del sistema que ellos han construido a fuerza de brazos. A robarles el fruto de su esfuerzo mientras las corruptelas desmantelan la credibilidad del Estado. Pero no pasa nada. Volverán luego, sonrientes, a pedirles el voto y la confianza, esa confianza última que les roban cada día a dentelladas. Y no les da vergüenza.
(Remedios Sánchez en Ideal)
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