Quien quiera ser el primero…
(Mc.9, 30-37)
El niño es el símbolo.
Tu muerte y resurrección es la pedagogía
liberadora de Dios.
El monopolio del Padre, que te envió,
está en el servicio y la humildad.
Así, el que quiera ser el primero…
Tus discípulos no comprendían nada de nada,
y nosotros, después de veinte siglos, tampoco.
De ahí, el miedo de aquellos y
las pretensiones de unos y otros,
¡hasta hoy!
El niño no representaba nada en aquel mundo
pero entre tus brazos, Maestro,
y en medio de tus discípulos es el símbolo,
la originalidad de tu mensaje.
Todo lo demás son sucedáneos de la religión…
Servicio y humildad es la primacía de tu seguidor.
No cabe la sumisión a otro,
ni contaminación con modelos políticos,
ni discusión, ni ambigüedad.
No hay medallas, ni títulos ni privilegios.
Sólo un crucificado resucitado y en el centro un niño,
-pobreza, ternura, alegría-
para recorrer los caminos del mundo
hacia la plenitud humana,
esencia de evangelio.
Todo lo demás es
trampa que nos viene confundiendo desde allá lejos…
…
Oscurece, Señor, más y más las noches
de nuestros egoísmos y vanidades,
de nuestras suspicacias y envidias,
de los afanes de primacías y grandezas.
Y que luzca por siempre y sin fin
la estrella de tu gesto:
¡un niño puesto en medio de tu iglesia
y abrazado por ti, Señor Jesús!
No hay comentarios:
Publicar un comentario