El culto que me dan está vacío….
(Mc.7, 1-8. 14-15. 21-23)
Maestro de Nazaret,
Tú no quieres ser un mesías cómplice,
y por eso encausas la observancia de los ritos
de los fariseos y letrados.
Todo culto que no proceda del corazón
está vacío,
pierde la cercanía de Dios,
navega lejos de la placidez de tus mares.
En verdad,
amparamos la fe tras el velo de tradiciones,
de ritos, de bellas palabras huecas.
Olvidamos con frecuencia que el culto verdadero,
Tú lo has dicho,
está en la justicia, la honradez, la sinceridad...
…
Ay, Señor,
que no se esclerose mi fe perdida en formulismos,
que no se vacíe mi espíritu en leyes que no son tuyas,
que mi ley sea alabanza en mis labios,
siguiendo tus huellas.
Que mi culto sea sostener al débil,
dar luz a cuantos no ven,
engendrar armonía.
Que mi religión sea fruto de una vida fiel,
rúbrica de lo que sembraste dentro de mí,
levadura en continuo proceso de conversión.
levadura en continuo proceso de conversión.
Así,
viviré el gozo de sentirme junto a Ti,
viviré el gozo de sentirme junto a Ti,
en libertad y amor
¡y dejará de pesarme la vida!
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