…ya no son dos, sino una sola carne.
(Mc. 10,2-16)
Hombre y mujer son la obra magna
de Dios creador,
concebida en igualdad,
sellada en el amor,
instrumento de humanidad.
Argamasa de Dios.
-amor, libertad, fidelidad-,
varón y hembra son sustantivos de Dios,
como la brisa y el agua,
como el fuego y el trigo,
como la flor de azahar.
No son el amor pintado de placer
a cualquier precio,
a golpe de hedonismo, de sumisión,
de eventualidad.
No son el destino a la mediocridad,
acicalada de pasión, de vil instinto,
de propiedad privada.
…
Los fariseos quisieron poner a prueba a Jesús,
desde la permisión mosaica,
pero el Maestro rompió los tabús
indiscutibles de la Ley, ante el proyecto original
del Creador.
Hombre y mujer serán una sola carne,
como Dios y la humanidad son una sola carne…
La obra maestra de Dios,
se identificará con los niños, los últimos,
los indefensos.
con la igualdad humanada.
Definitivamente,
hombre y mujer han de mirar con el corazón
la vida que salió de las manos creadoras…
pues la mirada de los ojos
puede enturbiar el horizonte original.
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