sábado, 9 de marzo de 2013

DOS HIJOS


Un hombre tenía dos hijos...
(Lc. 15,1-3.11-32)


Cuando el padre pierde la cabeza por sus hijos,
la misericordia
toma las riendas de la vida…

Así,
si el menor derrochó toda su fortuna,
perdidamente,
más fortuna derrochó el padre
sobre los hombros del hijo infortunado.

Si en la locura de juventud
dilapidó toda la herencia paterna,
más locamente dilapidó el padre
la riqueza de su perdón.

Y si el hijo mayor se perdió en celos
por la locura del cabrito festivo, del traje y el anillo,
más se perdió el  padre
en su comprensión y amor.

 Se  rebeló el pródigo
contra su propio lodazal,
y volvió a casa.
 
Mientras,
el mayor, ensimismado en lealtad,
gozaba de la hacienda,
y calculaba a diario los desvaríos del hermano. 
 
El padre chocheando de amor, olvidó la ley,
e inventó la reconciliación… Así,
se restauró el camino, comenzó la fiesta,
porque los dos hijos,
los dos estaban perdidos y fueron hallados… 
 
Y el sol desparramó su luz,
¡infinitamente!
 

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