domingo, 31 de marzo de 2013

ACORDAOS


Hoy la humanidad creyente celebra la historia de la resurrección que experimenta el ser humano cuando descubre lo más trascendente de sí mismo: la energía del Ser Supremo, el aliento vital, el amor de ese cristianismo cósmico que Juan había anunciado en el Apocalipsis.

Lo de Jesús de Nazaret es experienciar a Dios experienciando lo más profundo de su ser. Por ello, supeditar toda religiosidad al hecho de la creencia cristiana es minimizar el mensaje de  la Buena Nueva. La fe del Galileo se clarifica por la compasión de amor universal por los demás, incluida la Madre Tierra. El misterio de la resurrección no se entiende si no es en la lucha por la justicia en el contexto del Sermón de la Montaña.

¡Felices Pascuas a todos los que sientan
que el crucificado resucitó en cada uno de nosotros!

 
Acordaos de lo que os dijo
estando todavía en Galilea.
(Lc. 24, 1-12)
 

La historia es testigo. Narra la cruz
bajo Poncio Pilatos.
Y sólo el misterio atestigua al despuntar el alba
que la muerte ha muerto.

 Como el día emerge de la noche,
como la gozo emerge del sufrimiento,
la vida emerge de la muerte.
Y el misterio atestigua al despuntar el alba.

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
Él lo dijo, que tenía que suceder…
Acordaos,
estando todavía en Galilea. 

Él supera el espacio y el tiempo.  Él vive...
Y vivirá en cada esquina del ser humano,
indefinidamente. 

Fuente de toda esperanza, su vida
es más fuerte ya que la muerte.
Y nuestra vida empieza en su vida. 

Es nuestro argumento. Misterio.
Murió a la vista de todos. Y resucitó a la vista de nadie,
sólo a la vista de la fe,
porque sólo hay resurrección
donde previamente ha habido muerte. 

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?
El misterio atestigua al despuntar el alba.
Acordaos…

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