Entró Jesús en una aldea…
(Lc. 10,38-42)
Creemos, Jesús, que has estado aquí,
con nosotros,
compartiendo nuestra comida,
alimentándonos con tu palabra,
brindando con todos nosotros.
Gracias, Señor.
Tu mensaje de hoy ha sido claro,
como toda Palabra salida de Dios:
contemplación que es oración solidaria.
Y acción fraterna,
que es vida austera, sin excusas,
entregada a los demás.
Tú orabas al Padre,
pero caminabas a diario
hacia la Jerusalén del servicio
y de la cruz.
Sí, te retirabas a orar,
pero, al mismo tiempo,
eras el
revolucionario del amor
y de la revelación de la Verdad.
Gracias, Jesús, por mostrarnos el Camino.
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