domingo, 28 de julio de 2013

PRIMAVERA ECLESIAL



Acabo de leer  ¿Tiene Salvación la Iglesia? del teólogo y escritor Hans Küng (Editorial Trotta, 2013).  Sin desperdicio, reflexiona sobre la Iglesia actual y el papa Francisco. ¿Ha sonado la “primavera eclesial”?, se pregunta.  ¿Es verdadera esta pretensión?  De hecho, a lo largo de su primer milenio, la Iglesia se las arregló excelentemente bien sin el papado monárquico-absolutista que hoy damos por sentado. 

Sorprende ver hoy cómo el papa Francisco, desde el momento de su elección, ha optado claramente por un nuevo estilo totalmente diferente del de sus dos inmediatos antecesores: no luce ya la dorada mitra con joyas, ni viste la capa roja ribeteada con armiño, ni calza los rojos zapatos, ni lleva el gorro rojo con bordes de armiño, ni tampoco se sienta en el trono papal decorado con la triple corona, emblema del poder político de los papas. Igual de sorprendente es la manera en que el nuevo papa se abstiene conscientemente de hacer gestos melodramáticos y de emplear una retórica hinchada; habla el lenguaje de la gente de la calle. Y sorprende, en fin, cómo el nuevo papa recalca su lado humano: Podemos recordar sus gestos en estos días en Brasil.
 
Si el papa Francisco se embarca en un cauce de reformas, encontrará un amplio apoyo incluso más allá de las fronteras de la Iglesia católica. Como le sucedió a Francisco de Asís. Exactamente lo contrario de todo lo que defendía el papa coetáneo, Inocencio III, el pontífice más poderoso de la Edad Media. En realidad, el poverello de Asís representa la alternativa al sistema romano que ha dominado la Iglesia católica desde las postrimerías del primer milenio. ¿Qué hubiera sucedido si Inocencio III y su entorno hubieran escuchado a Francisco y descubierto de nuevo las exigencias del Evangelio?  No obstante, en ¿Tiene salvación la Iglesia?, Hans Küng muestra fundadas esperanzas para asegurar una primavera eclesial”.

 
 

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