Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
(Lc.23, 35-43)
Cuando su
vida de ladrón ha sido purgada
con el
testimonio de su fe…
Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Porque Tú
eres rey.
Rey de
los judíos en el pesebre.
Rey lejos
de las aclamaciones tras el pan del Tiberiades.
Rey sobre
una borriquilla junto a la grandeza de Jerusalén.
Rey
nazareno sobre la cruz, a instancias de Pilatos.
Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Por
bandera de tu reino te ciñes una toalla.
Por cetro usas la jofaina
de los pies.
Por mitra, una corona
de espinas.
Tu himno real,
los improperios a
voces mixtas.
Tu trono es la cruz.
Tu arma, el corazón traspasado.
Tu ejército, el Espíritu al frente de niños y
viudas,
de sordos, ciegos, leprosos, paralíticos…
Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Rey, carpintero de
Nazaret,
tus seguidores
son Lázaros y Nicodemos,
y los pescadores del
lago,
y los publicanos y
prostitutas…
Tu alforja la llenan los enfermos de nuestros hospitales,
las lágrimas enjugadas en el luto,
los perseguidos por ser tus discípulos,
los
pobres,
los
pacíficos, los limpios de corazón,
los que
gastan su vida por los hermanos en el trajín de cada día...
Rey de los judíos,
que estás en el Paraíso,
llena conmigo tu alforja.
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