…a la hora que menos penséis,
viene el Hijo del Hombre.
(Mt. 24, 37-44)
Ven,
Señor, a la llamada de tu Iglesia reunida
en
el adviento de su vida.
Ven,
al grito de los que claman
desde
su desnudez, sin techo.
Ven,
ante el oprimido que suplica justicia.
Ven,
Señor, en la hambruna
que
desgarra la vida de los arrinconados
del
mundo, trágicamente.
Ven,
Señor, sobre la esclavitud del corazón ruin
que
intenta salir de su mezquindad.
Ven
al estruendo de las metrallas
que
sesgan vidas inocentes.
Ven,
embárcate en las pateras de los desconsuelos
que
buscan la orilla de la esperanza.
Ven,
Señor, al vientre materno de nuestra tierra
y
cobija la vida de sus criaturas indefensas.
Ven,
Señor, sobre el gozo de tus testigos,
sobre
la alabanza de tus consagrados,
sobre
la valentía de los mártires de nuestro siglo,
ven
con la gracia de tu Buena Nueva que empape
cielo
y tierra, bosques y mares,
senderos
y calles.
Ven,
ven, Señor Jesús.
¡Ven
ya, Señor, no tardes más!
No hay comentarios:
Publicar un comentario