Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida.
(Jn.
14, 1-12)
Camino, y verdad, y
vida, trilogía
de un destino
prometido.
En ti, Jesús,
resplandece el Dios accesible,
a pesar de su
silencio tantas veces irritante.
Tú eres, Maestro,
nuestra hoja de ruta
para arribar, sin
ilusiones vanas,
a la morada del
Padre.
Camino
que no se degrada con el tiempo.
Verdad
que despeja las dudas del peregrino.
Vida
que repone nuestras esperanzas.
En tu camino, se
abren horizontes nuevos.
Transforma, Señor,
nuestros baches del alma
en pistas de danza.
En tu verdad,
desaparecen dudas y miedos.
Transforma, Señor, en
armonía
las discordias de
nuestra mente.
En tu vida, se abre
la comunión con el Padre.
Transforma, Señor,
nuestras ventiscas
en encantos de la
calma.
Y colmarás nuestra sed de eternidad.
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