Dichosa tú que has
creído…
Lc, 1, 39-45
Alma fiel en la noche
de la turbación,
leal alborada entre
dudas y misterio,
misterio de un camino
sin hacer.
Y has creído,
corazón de pueblerina
cabalgando cerros
para servir a Isabel
en parto.
¡Dichosa Tú que has
creído!
Esclava de Dios en
libertad y fiesta,
brisa y gozo
alumbrando el pesebre,
Tú que has creído.
Primavera esencial de
altar y pascua,
remozada en el vino
de Canaán…
y rama florida del
leño verde.
Señora de Nazaret que
has creído,
sé hogar de sonrisas
apiñadas en mis lágrimas,
paz en mis desconsuelos.
Tú que has creído
en el Dios en ti
humanizado,
no seas extranjera
por los linderos de
mis huidas…
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