A Encarnita Ocaña,
artista y prima,
que lloran a Auschwitz.
Tristeza de nubes sin nanas.
Árido gris que chafa
el césped de primavera,
tufo cruel en el tierno verdor
quemado con nocturnidad de infamia.
La segadora no entiende
si el trigo es verde,
si es maduro el trigo, o es naciente.
En ese campo de inanición y frío,
la liturgia sanguinaria
canta el blanqueo étnico,
cosido al gas, y al fenol,
y al dogal, y a la metralla,…
¡sin freno!
En arias patrióticas sumergidos,
los buitres rocían secretamente
la bacanal gamada
con cenizas inocentes.
La segadora no ha entendido
si el trigo era verde,
si era maduro el trigo, o era naciente.
Y lo peor…
que sobre la vida no ha aprendido
la lección,
la lección, ay, la lección todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario