Llegó Jesús a Cafarnaún...
(Mc. 1, 21-28)
Asombro en tu jornada misionera.
Asombro en la sinagoga
ante tu enseñanza con autoridad.
ante tu enseñanza con autoridad.
Asombro ante el mal que curas
en sábado prohibitivo.
en sábado prohibitivo.
Lo tuyo, Maestro, es ser palabra sublime.
Palabra que se vacía en el compromiso
de tu encarnación,
No eres elocuencia que halaga los oídos
de escribas y fariseos.
Tu palabra es autoridad
no comprada con títulos ni con privilegios.
Tu palabra es poderío indefectiblemente
alineado con los que sufren.
Tu palabra es Cafarnaún escrito con obras,
palabra que enmudece al anticristo,
al mal,
a la destrucción.
Cafarnaún ha sido tu primera jornada de misión,
y ya no descansarás hasta que te fijen en la cruz.
Por eso, Señor, eres la palabra con autoridad,
sublime,
imprescindible,
¡palabra hecha de amor!
Que no me duerma, Señor, en el asombro
de los galileos en su sinagoga.
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