Abundancia de armas
Las noticias que nos llegan acompañadas de estadísticas cuentan que en Somalia es más barato comprar armas que alimentarse y que la hambruna en aquella región es cada vez mayor, mientras aumenta el arsenal bélico. A la hora de buscar responsables, el dedo no solo señala a quienes allí viven y trafican, sino a quienes los sostienen desde despachos lejanos a los que les interesa esta carrera de armamentos. Hoy más que nunca en este mundo globalizado, un grito de pavor nace de aquella tierra hambrienta y sedienta. Mientras no haya un compromiso real para eliminar armas y dar pan, los organismos internacionales habrán fracasado y su labor queda descalificada. No se puede seguir así en un mundo globalizado.
¡Bienvenida al mundo!
Este mes, el mundo le ha abierto las puertas a un inquilino muy especial: el que hace el número 7.000 millones. Se trata, al parecer, de una niña que nació en Filipinas. Con este motivo, han proliferado análisis con tintes apocalípticos ante un planeta que no será capaz de dar de comer a sus habitantes. Para esta profecía no hay que esperar a 2050, cuando se rocen los 10.000 millones de almas: hoy ya son 925 millones los que pasan hambre. La ONU reconoce que el aumento de la población es un tema crítico. Pero no por falta de espacio ni de capacidad para producir alimentos, sino por cuestión de "igualdad, oportunidad y justicia social". Y a esto sí se le puede poner remedio.
(Vida Nueva, noviembre 2011)
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