Fue Jesús de Galilea al Jordán....
(Mt. 3, 13-16; Mc. 1, 6-11))
Dichosos los sedientos de Dios
que, abandonan su galilea cómoda,
y bajan al Jordán.
Felices los que salen de su encierro religioso,
y rompen toda distinción
de grupos, de razas, de naciones.
Jordán,
corriente de agua que lava los egoísmos,
palabra de esperanza para los cautivos
y esclavos de la injusticia,
fuerza que nos seduce a pasar
haciendo el bien,
liberando el corazón oprimido.
Bautismo que nos lanza a la conversión del corazón
que nos baña en el amor y la generosidad,
que nos convierte en pueblo sacerdotal,
que nos introduce en el sacramento de eterna navidad.
Agua determinante
donde se confabulan
el Padre, el Hijo y el Espíritu
en la acción única salvadora.
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