¡Ay de los que juntan casas con casas y bancos con bancos, hasta no dejar sitio y vivir ellos solos en medio del país! Jura el Señor del universo que sus muchas casas serán arrasadas y sus magníficos palacios quedarán deshabitados…
¡Ay de las que madrugan en busca de orgías! Todo son arpas y cítaras y prostitutas de lujo en sus banquetes, mientras mi pueblo se ve deportado cuando menos lo piensa y sus mejores gentes se mueren de hambre. El Dios del universo mostrará su santidad haciendo que los chivos campen por sus ruinas…
¡Ay de los que arrastran su culpa con billetes de banco y su pecado con tarjetas de crédito! ¡Ay de los que llaman al mal bien y al bien mal, de los que llaman reformas a los recortes y empleo a la esclavitud, de los que llaman errores a sus canalladas cuando se descubren! ¡Ay de los hombres públicos que se tienen por sabios y se creen perspicaces, de los que absuelven al culpable por soborno y niegan la justicia al inocente! La ira del Señor se inflamará contra u pueblo y los cadáveres yacerán como estiércol por las calles…
¡Ay de los que dictan decretos inicuos, de los notarios que registran vejaciones y despojan a los pobres de mi pueblo, que hacen presa de sus viudas y disponen de los indefensos! ¿Qué haréis a la hora de dar cuentas, cuando venga de lejos una tormenta? ¿A quién acudiréis pidiendo auxilio para poner a salvo vuestras fortunas?
José Ignacio González Faus
VN. 2012
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