La señal por la que conocerán que sois
mis discípulos…
(Jn. 13, 31-35)
Maestro, has
lavado los pies a tus discípulos.
y Judas acaba
de salir del cenáculo
para firmar
el manifiesto del madero.
Tu muerte está decidida...
Mas,
tu libertad y tu
arrojo nos hace entender la señal
por la que
conocerán que somos tuyos.
Porque
tu amor es de
una pieza entera,
sin remiendos
que se enredan en ritos y normas…
Es hormigón
entre piedras vivas,
es novedad a
cada instante.
¡Amar como Tú!,
a pesar de la
traición del amigo
y la muerte
decidida.
Tu amor es
bálsamo que cicatriza heridas,
viga que
apuntala la comunidad,
aliento y vida
que globalizan fraternidad.
¡Amar como Tú!
es entrar en el
esplendor de la gloria del Padre,
es vivir el eco
que rompió la tristeza de la Cena.
¡Amar como Tú!
lejos de ambiciones
y protagonismos
que impiden
alargar el corazón
a la escucha de
los hermanos.
¡Amar como Tú,
Maestro!,
ya no es un precepto,
ni propaganda, ni marketing del espíritu,
es la señal contagiosa por la que nos conocerán
sobre la faz de la solidaridad.
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