Si tuvierais fe…
(Lc.17, 5-10)
Creer es navegar a
contracorriente
en la noche del alma,
siguiendo la estela
que va marcando
el pescador de
Galilea.
Creer no es entrar en
un laberinto
de credos, entonando
amén, amén,
perdidos sumisamente
en la obediencia
a cualquier precio.
Fe es optar
radicalmente por el
Evangelio.
Es jugarse audazmente
la vida por el Nazareno.
Fe es aferrarse al
Camino,
donde el consuelo
abraza al leproso,
y las lágrimas ruedan
con el amigo.
Donde la comprensión
se hace amante en Magdala,
y látigo en el
templo.
Donde se torna
palabra de Paraíso
en el compañero de
cruz arrepentido.
Fe es hacerse a las
aguas del Jordán,
heraldo de conversión
permanente
en clave de gozo
pascual.
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