Un bebé abrazado a su madre en el fondo del Mar Mediterráneo. Eso es lo
que encontraron los buzos el pasado 15 de octubre a sólo 10
kilómetros de la costa de Lampedusa, Italia. No puedo quitarme esa imagen de la
cabeza. Madre y bebé, junto con otras 28 personas, buscaban una vida mejor y se
encontraron con la muerte. No lo habrás leído en casi ningún medio de
comunicación, ni en el Twitter de ningún líder político. ¡¡¡Maldita
indiferencia!!!
Lo peor es saber que se podía haber evitado. Oscar Camps,
presidente de Open Arms, cuenta que su barco estaba en la zona, a pocas millas,
y que vieron hasta tres aviones militares sobrevolando la zona, pero nada, no
les avisaron. Las ONG siguen criminalizadas. La bondad no se lleva, nuestros
dirigentes prefieren la indecencia.
El Mediterráneo sigue siendo el cementerio de la ignominia humana.
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