Alfredo Landa ha muerto. Pero en sus 80 años se ha quedado con nosotros.
Él sigue viviendo en nuestro recuerdo, como todo un símbolo del teatro y cine españoles.
Como un genio. Como referente indiscutible por su pasión desde que abandonó la
carrera de Derecho y se puso a servirnos con la riqueza de sus múltiple
registros. Como maestro de lujo. Como ídolo…
Gracias, Alfredo por Atraco
a las tres, Ninette y un señor de Murcia, No desearás al vecino del quinto, El verdugo, Ninette y un señor de Murcia, El crack,
Los santos
inocentes, El bosque
animado, Luz de
domingo, La vaquilla,
Las verdes
praderas, Tiovivo c.
1950, Historia de
un beso, Amor a la
española, La luz
prodigiosa...
Gracias,
Alfredo
por El Quijote, Tristeza de amor y Lleno, por favor...
Gracias, Alfredo por tu “landismo” y tus locuras.
Gracias por tu forma
de ser, de actuar y de ver la vida.
Gracias, Alfredo
Landa,
¡hemos crecido en tu arte, en tu humor, en tu personalidad!
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