sábado, 11 de mayo de 2013

TESTIGOS


Y vosotros sois testigos de esto.
(Lc. 24,46-53)
A Mercediña, testigo de fe y de amor.
 

 
 
 
Asciende el Mesías,
tras su muerte y resurrección,
para descender a las cárceles de toda injusticia,
para derribar las fronteras de todas las debilidades,
para bajar de las nubes a todos los espejismos. 

Asciende el Mesías
y nos encomienda ser su relevo
en los caminos de todos los tiempos,
que van de Nazaret a Jerusalén,
del Jordán al Tiberiades. 

Asciende el Mesías
y nos encarga salir a la tierra de nuestros hermanos,
donde nuestras manos esperan clavarse en las suyas,
donde  nuestros  labios aguardan reflejar su sonrisa
y nuestros pies pisar sus huellas. 

Asciende el Mesías sin romper su humanidad,
para que su pasión de amor enlace con nuestras indolencias,
para que su historia de pobre remonte la infidelidad  de la nuestra.
para que su antorcha de vida inaugure la novedad de nuestra ascensión. 

Asciende el Galileo,
tras su muerte y resurrección,
para delegar en nosotros como testigos suyos,
hasta los confines de la tierra. 

¡Aleluya, aleluya!

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