Fue en el año 1954, domingo 7 de noviembre, en el transcurso del Año
Mariano que celebraba el primer centenario de la proclamación del Dogma de la
Inmaculada Concepción, cuando Granada vivió la primera “magna concentración mariana”.
Imágenes de la Virgen de diversos pueblos granadinos, cuarenta y cinco, procesionaron
por las calles de Granada capital, entre ellas la bellísima imagen de Nuestra
Señora de los Dolores de Huétor Santillán. Se estimó en unas 50.000 personas desde
los rincones de la provincia, que llegaron entonces hasta la capital granadina
para festejar a la doncella de Nazaret.
Mañana, sábado 18 de mayo, pasos procesionales marianos de la Semana Santa de la capital, y otras imágenes de Motril, Almuñécar, Ugíjar, Alhama de Granada y Loja formarán, de nuevo, un extenso cortejo con motivo de la conmemoración del centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de las Angustias, imagen de gran devoción popular. Se prevé un espectáculo como jamás desde 1954. Granada crecerá con la estimación de 200.000 personas
más en la contemplación artística y piadosa de su nueva “magna mariana”.
Mañana, sábado 18 de mayo, pasos procesionales marianos de la Semana Santa de la capital, y otras imágenes de Motril, Almuñécar, Ugíjar, Alhama de Granada y Loja formarán, de nuevo, un extenso cortejo con motivo de la conmemoración del centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de las Angustias, imagen de gran devoción popular.
Todo está servido, como evento histórico a partir de las 17:00 horas de
mañana con salida de la Catedral, para atraer a Granada innumerables turistas y
favorecer, sobre todo, la religiosidad popular.
Ante este acontecimiento que admiro, me
atrevo a añadir connotaciones de fe que deben estar por encima del bullicio
seudoreligioso que subyace, sin las cuales no tiene sentido ningún
acontecimiento multitudinario y festivo de este tipo.
María nunca fue la mujer enjoyada que
procesionamos. Fue la aldeana judía,
fecunda y solícita, perdida en el silencio y humildad del misterio de Dios.
Ella fue, y es hoy, prodigio de atención humana, especialmente, al necesitado.
Entremos, si no, en el evangelio, nuestro único código referencial cristiano… Así entenderemos que ver las imágenes que
pasan al son de la música, y que admiramos, sólo tiene sentido si antes “miramos” a
los hermanos que nos rodean y en ellos encontramos el rostro de nuestra Señora,
María la virgen nazarena.
¡Feliz
Magna Mariana!
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