Si uno me ama, guardará mi palabra...
El Espíritu Santo que el Padre enviará...
Mi paz os doy... (Jn. 14, 23-29)
Palabra, Paz, Espíritu,
afluentes de un Amor sin límites,
trilogía de ternuras
para
un mundo donde arrecian dolores y miedos.
Tu Palabra es la fuerza de salvación
que hemos escondido en la intolerancia de nuestras
vidas.
Tu Paz es el contenido original de la
aceptación del prójimo,
que hemos convertido en el silencio absurdo
de nuestros combates.
Tu Espíritu es el motor de Buena Noticia
que hemos limitado a la epidermis de nuestras
historias.
Señor, en esta hora tuya pascual
enséñanos a soltar las amarras
de nuestras huecas palabras, cuando menos
estériles.
Muéstranos cómo activar tu Paz hasta el
horizonte inconfundible
del amor fraterno.
Que tu Espíritu armonice la pluralidad de
nuestra existencia
eclesial
y nos conduzca a la
plenitud de tu único Evangelio.
Que
se abran nuestros labios y oídos a la docilidad de tu mensaje.
y se oxigenen nuestros corazones
y se oxigenen nuestros corazones
y se
aligeren nuestros pies…
Que
nuestra palabra sea la tuya,
Que
nuestra paz sea la tuya.
Que
nuestro espíritu sea inundación del tuyo.
Y que
nuestra esperanza sea contagiosa,
como el gozo de nuestra liberación anchamente compartido.
como el gozo de nuestra liberación anchamente compartido.
Amén, Señor Jesús.
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