Uno es
Federico García Lorca, nuestro prolífico escritor granadino
que nació el 5 de junio de hace 115 años.
Su vida fue breve, como breve fue el crimen sufrido entre Víznar y Alfacar, en agosto de 1936… Mamó de su madre y su tía Isabel guitarra y
canciones populares, viejas leyendas e historias. A sus siete años construye su
primer teatro de marionetas. Y se afianzan las raíces de su arte poético y
escénico. Fue lector impenitente de grandes poetas y entusiasta de la música de Beethoven,
Schubert, Chopin, etc. que interpreta al piano. Su vida era un estallido de libertad, inspiración y alegría. En 1921, a
instancias del impresor García Moroto, publica su primera obra Libro de
poemas. A partir de ahí, colaboró con poemas en la revista fundada por Juan
Ramón Jiménez. Merece la pena destacar su obra de teatro Mariana Pineda que
se estrenaría en 1927 y su Romancero gitano, donde dejó quedó plasmada
toda su grandeza poética, publicado en 1928. En 1929, invitado por Fernando de
los Ríos, viaja a Nueva York, donde escribe Poeta en Nueva York con el trasfondo trágico de una civilización
mecanizada y explotadora. De vuelta en
Madrid, pone en marcha, en 1932, La Barraca, un grupo de teatro
universitario, ambulante, cuya finalidad era divulgar las obras de Lope de
Vega, Calderón de la Barca, Tirso de Molina y otros dramaturgos por Castilla,
Andalucía, Valencia, Cataluña, Galicia... Entre sus obras de mayor éxito podemos citar Bodas de Sangre,
Yerma y
La casa de
Bernarda Alba. En 1936,
en plena guerra civil, vino a Granada. Y ante un pelotón de verdugos, “muerto
cayó Federico, sangre en la frente y plomo en las entrañas”, que escribiría
Machado.
Otro
grande es Antonio Muñoz Molina. Premio
Príncipe de Asturias de las Letras en este 5 de junio, 2013, por su "hondura
y brillantez con que ha narrado fragmentos relevantes de la historia de su
país, episodios cruciales del mundo contemporáneo y aspectos significativos de
su experiencia personal". Nació en Úbeda (Jaén) en 1956, comenzó a
estudiar periodismo en Madrid y después se trasladó a Granada, donde se
licenció en Historia del Arte. En 1984 publicó su primer libro, El Robinson urbano, una recopilación de
sus artículos publicados en el desaparecido Diario de Granada. En 1987, ganó el
Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa con El invierno en Lisboa, un galardón que repitió con El jinete polaco en 1991, obra que
también obtuvo el Nacional de Narrativa. También es autor de otras novelas, de
ensayos y libros de no ficción: Beatus Ille, Beltenebros, El viento de la Luna, La
noche de los tiempos, Todo lo que era sólido...
Fue profesor en la Universidad de
Virginia. Y en 2004 fue nombrado Director del Instituto Cervantes de Nueva York.
Es miembro de la Real Academia Española desde 1995.
Premio Planeta y Doctor “honoris causa” de
varias universidades.
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