PARA EL SAN VALENTÍN DE TODOS LOS DÍAS
Los océanos no podrían apagar el amor,
ni los ríos anegarlo.
(Cantar de los Cantares)
DÍMELO TÚ
No sé si el amor
guarda medidas.
Dímelo tú, amada mía.
Yo sólo sé
que tu brisa
ha inundado la barca
de mis noches
y de mis días…
No sé si el dolor
marca la vida.
Dímelo tú, amada mía.
Yo sólo sé
que mis penas
naufragan en el mar
de tus noches
y de tus días.
FELIZ AMOR TIERNO
Feliz.
En el acompasado tic tac
del tiempo,
tu vida se viste de amapola
mecida en el milagro trigueño.
Feliz.
A ti me allego,
para susurrarte el misterio
que clama: te amo
en el ocaso de mi cielo.
Feliz.
A tu lado,
al vencerse tus cortinas
cansadas del trajín,
mi nana es el canto
de un amor tierno,
cual sacramento
de un amor tierno,
cual sacramento
inagotable.
Feliz amor tierno,
tierno
muy tierno…
muy tierno…
ARMONÍA
Amapolas son tus labios,
amapolas, tus miradas.
Son tus pechos arrulladas
amapolas sin agravios.
Son tus pechos arrulladas
amapolas sin agravios.
Amapola es el misterio
en tu secreto guardado,
pródigo amor sosegado,
solidario refrigerio.
Amapola es la armonía
del alma tuya callada.
Amapola eres, mi amada,
deliciosa en la paz mía.
(Yo, una palabra de honor
en susurro de trigal,
sangre inocente, vital,
mía,
recorriendo vericuetos
mía,
recorriendo vericuetos
de frenesí musical creciente).
LA BRISA
La brisa confiesa la amistad compartida,
y urde en fascinaciones de escuela mayor
un rumbo de románticos recuerdos.
Románticos recuerdos que aletean
sobre las espumas de un vivo crepúsculo
y anuncian el cenit de hadas y cuentos.
Hadas y cuentos que rocían gozos de almas
cautivas entre los girasoles de hojaldre,
con apetitoso cabello de ángel.
Cabello del ángel que tú eres, escanciando
sonrisas de campanadas en la arboleda
de uno y todos los sentimientos tiernos.
Sentimientos tiernos de amistad compartida
en el quehacer diario de substanciales ilusiones,
de horizontes acariciados por la brisa,
la brisa sosegada del amor.
MIRLA BLANCA
Tú, femenina,
tierno encanto azulgrana,
mira…
A tu vera soy
astilla de tu nobleza,
mejilla que acoge tu sonrisa.
.
Mirla blanca, femenina,
pura sangre de música aliada,
mira…
A tu vera soy
pizca de arte en el gótico de tu embrujo.
compás de silencio en tu pentagrama malva.
Mujer atípica, femenina,
icono de verdad, de mesura,
mira…
A tu vera soy
brisa oculta en el céfiro de tu piedad arrodillada,
ola de mar atrincherada en tu espesura.
Tú, mirla blanca,
musa mía, femenina,
mira a tu vera…
Soy amor blindado
en tu radiante primavera.
EN TUS ORILLAS
Una nube sin asomo de negrura
coquetona flirtea con el Veleta,
el Mulhacén está celoso y observa.
Más abajo, en llanura de soledad
helada, dormita con toda esperanza
una laguna.
Y no muy lejos yo sueño con mi vida,
cuando una lámina de brisa acaricia
mi rubia tersura. El sol, sin nieblas, brilla.
En la memoria mía bullen molduras
de algunas otras tardes ñoñas y frías.
Mas todavía
mi amor, niña, se entrecruza con silencios
de cartujas y pasión de fino armiño.
¡Ay, amor, que se hace niño en tus orillas!…
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