sábado, 19 de octubre de 2013

DÍA Y NOCHE


…orar siempre sin desanimarse.
 (Lc.18, 1-8) 


Escondida en su humildad y desamparo
la viuda de la parábola pide justicia
día y noche,
y en su soledad no se rendía. 

Sea así, Señor, mi oración.
Y no el escondrijo de la rutina,
o el recurso mágico para mis cosillas. 

Sea  mi oración el cordón umbilical
que me una al mundo sufriente;
el cauce por donde corra sangre leal de amor
por mis gentes. 

Delicia silenciosa sea mi oración,
custodiada por la brisa de tu Edén.
Diálogo contigo, mi Dios amado, mi bien,
en la calle, al volante, en el campo,
en el cine, en el baile, en el trabajo,
en el hospital o en el mismo paro,
día y noche, sin desmayo. 

Sea mi oración urgencia para el necesitado,
placer de domingo, sol y descanso,
sea trino de canario, sea noche de estrellas,
sagrado aliento en mis derrotas,
frescor de arboleda contra hambres,
odios y guerras. Conversión certera
ante el sufrimiento de  mi tierra.

Sea, pues,  mi oración palabra escondida
en la viuda, que, día y noche,
ni en su soledad se rendía.
¡Dulce seguridad mía!
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario