¡Qué maravilla, la riqueza “idiomática” de
nuestra lengua castellana! Una lengua romance, derivada del latín que Alfonso
X, con razón llamado el Sabio, elevó a su mayor prestigio usando el castellano
dentro su corte y por todo el territorio castellano. Y en castellano, escribió
sus grandiosas obras, para gloria de unos quinientos millones de hispanohablantes, repartidos entre España, México, naciones de Sudamérica, y Centroamérica, naciones caribeñas y el país africano de Guinea Ecuatorial. Una lengua que goza de protección constitucional en el estado estadounidense de Nuevo México y de varias organizaciones y tratados internacionales como la ONU, la Unión Europea, etc.
Bueno, pues, dicho lo cual, resulta que...
MORALEJA:
Un político estaba
en plena campaña electoral y llegó a un
pueblo del interior. Se subió sobre un cajón e inició su discurso:
-¡Compatriotas,
compañeros, amigos! Nos encontramos aquí convocados, reunidos o arrejuntados, para debatir,
tratar o discutir un tópico,
tema o asunto
trascendente, importante o de vida o muerte. El tópico, tema o asunto que hoy
nos convoca, reúne o arrejunta
es mi postulación, aspiración o
candidatura al Parlamento de ésta, nuestra noble comunidad, patria o país.
De pronto una
persona del público interrumpe, pide la palabra y le pregunta al candidato:
- ¿Por qué
utiliza usted tres palabras para decir lo mismo?
- Pues mire,
caballero: la primera palabra es para las personas con un nivel cultural muy alto,
como poetas, escritores, filósofos, etc. La segunda es para personas con un
nivel cultural medio, como usted y la mayoría de los que están aquí hoy. Y la
tercera palabra es para las personas que tienen un nivel cultural bajo como por
ejemplo, ese borracho que está allí, tirado en la esquina.
De inmediato,
el borracho, se levanta y le dice:
- Postulante,
aspirante o candidato...
¡hic! El hecho, circunstancia o
razón de que me encuentre en un estado etílico, borracho o hasta el culo... hic! no
implica, significa, o quiere decir, que mi nivel cultural sea ínfimo, bajo o jodido… ¡hic!. Y con todo el respeto,
estima o cariño que
usted se merece ¡hic!, puede ir agrupando, reuniendo o arrejuntando... ¡hic!, sus bártulos,
efectos o cachivaches...
¡hic! y encaminarse, dirigirse o
irse, derechito a perjudicar, molestar o joder a su progenitora, a
la autora de sus días, o ¡¡¡a su
puta madre!!!
MORALEJA:
El mayor placer
de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente.
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