Son mis letras
audaz incursión, garabatos,
unos en rebeldía,
otros, surcos de aflicción,
también regueros de gozo.
Aventura otoñal,
la mía,
que grita a la impiedad del rayo,
que llora al dolor anclado,
que sonríe con olor a nardos,
entre los riachos de mis arrugas.
Osada incursión al día
que, minuto a minuto, mira a la paz,
a la vida,
modestamente vagando
por los retales de mi bancal.
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